sábado, mayo 30, 2009

Las hormigas son los insectos màs parecidos a los humanos,segùn expertos



Practican la agricultura, tienen ganado y ejércitos, y capturan esclavos, pero no son un pueblo humano sino hormigas, cuyas costumbres similares a las nuestras son motivo de estudio en la mayor colección de especímenes del continente.

Está en el tercer piso del Museo de Historia Natural de Washington, en una sala bañada de luz florescente blanca donde se percibe un ligero olor a formol.

Allí arriba, tan lejos de la tierra, se conserva el mayor registro biológico de hormigas del continente americano, con más de un millón de especímenes ensartados en un bosque de alfileres.

Pertenecen a 5.000 especies diferentes, desde las "culonas" cortadoras de hojas, un manjar en Colombia, hasta las cazadoras de insectos.

Con 12.000 especies conocidas hasta ahora y otras 8.000 sospechadas pero aún no descubiertas, la hormiga es uno de los insectos de mayor éxito en el planeta y, sin embargo, sólo captan la atención de los niños o de los adultos cuando las pequeñas manchas negras con patas marchan en fila india por la cocina.

Ted Schultz, el encargado de la colección, ve en ellas una de las piezas fundamentales de la naturaleza.

"Las hormigas son un componente clave de todos los ecosistemas. Si se las sacara, la mayoría de ellos se colapsaría. Ellas limpian desechos y comen insectos que si no crecerían de forma explosiva", dijo Schultz.

Este entomólogo ha dedicado su vida a entenderlas y lo que ha descubierto suena extrañamente familiar.

Su especialidad son las 200 especies de hormigas "agricultoras", que cultivan hongos desde hace 50 millones de años y que existen únicamente en el continente americano.

Los alimentan en "huertas" subterráneas con materia vegetal o en descomposición, dependiendo de la especie, e incluso cultivan una bacteria en el exterior de su cuerpo que actúa como un antibiótico contra las enfermedades de los hongos.

"Por sí mismas, las hormigas no pueden producir su propia comida, pero cuando cada una hace su trabajo, crean algo tan complejo como la agricultura", explicó Schultz.

También las hay "ganaderas", que cuidan de "manadas" de pulgones y se alimentan de una sustancia que ellos excretan.

Más inquietantes son las que sobreviven mediante la trata de esclavos. Los capturan en ataques a otros hormigueros, de donde se llevan las larvas, que tras nacer en su hogar extraño cuidan de sus amos, sin saber nunca su origen ilícito.

Así, pese a contar con un cerebro minúsculo y un repertorio muy limitado de comportamiento individual, las hormigas han desarrollado sociedades de extraordinaria complejidad y coordinación, que llegan a tener millones de individuos.

Pero al contrario que en las comunidades humanas, en las de himenópteros no hay diferencias internas, según destacó Jefferey Sosa Calvo, un estudiante colombiano de doctorado que investiga en el museo.

"La sociedad de las hormigas es más uniforme, más altruista, todo va en beneficio de la colonia", explicó Sosa Calvo, quien apuntó que las obreras, que son estériles, incluso renuncian a tener hijos para el bien de la especie.

Lo que no se sabe aún es el por qué de esa obediencia ciega a los comandos de la reina, según él.
La similitud y diferencias con los seres humanos es el eje central de una exposición que el museo abrirá el sábado, titulada "Agricultores, Guerreros, Constructores: La vida oculta de las hormigas".

Consiste en 39 fotos asombrosas de Mark Moffett, en las que revela con detalle microscópico las facciones de un insecto que a veces parecemos no ver.

El museo también exhibirá un molde de aluminio de un hormiguero de casi 2 metros de profundidad y una colonia con habitantes de verdad.

Las fotos reflejan la gran variedad de hormigas que existen, todas hijas de una especie aún existente en la Amazonía, la Martialis heureka, de la que sólo se tiene un espécimen, conservado en una colección de Sao Paulo, según Sosa Calvo.

Esa hormiga, a su vez, descendió de una avispa hace unos 130 ó 140 millones de años, cuando por la Tierra se paseaban los dinosaurios.

La clave de su éxito ha sido su carácter social, un mensaje que queda claro en los archivadores gigantes que guardan los especímenes del museo.

Mientras, abajo, en los espacios abiertos al público, los humanos suben escaleras, las bajan, curiosean, llenan corredores y buscan comida.

Por César Muñoz Acebes

miércoles, mayo 27, 2009

¿Aprueba Dios los matrimonios gay?



DURANTE la ceremonia eclesiástica, un famoso obispo episcopaliano tiene frente a él a dos hombres que, de pie y tomados de la mano, formulan un “pacto [...] ante Dios y la Iglesia”. El prelado, que luce vestiduras blancas con ornamentos dorados, bendice públicamente la unión. Al final, los contrayentes se besan y abrazan, al tiempo que los concurrentes se levantan y los ovacionan. Según el obispo, tales relaciones homosexuales “son santas y merecen que se bendigan, [...] merecen que se reconozca su carácter sagrado”.

Sin embargo, otros dirigentes religiosos se oponen rotundamente a dichos enlaces. “Nos perturba sobremanera la decisión [del obispo]”, señaló Cynthia Brust, portavoz del Concilio Anglicano Americano, integrado por episcopalianos conservadores.
“Bendecir uniones homosexuales —añadió— contradice las claras doctrinas bíblicas sobre el matrimonio y la sexualidad, [...] [la cual] debe limitarse al hombre y la mujer unidos en santo matrimonio.”

La apasionada polémica sobre este particular no se circunscribe al ámbito religioso. Por todo el mundo se escuchan acalorados debates políticos, ya que están en juego importantísimas cuestiones sociales, políticas y económicas que abarcan aspectos tales como pensiones, cobertura médica del cónyuge e impuestos.

Los asuntos que implican derechos civiles y reconocimientos legales suelen ser muy complejos y tienden a dividir a la opinión pública.
Además, algunos cristianos evitan con mucho cuidado las discusiones políticas, pues desean mantenerse neutrales (Juan 17:16).* Ahora bien, hay personas que, si bien respetan la Biblia, no saben qué opinar acerca de la homosexualidad y los casamientos entre personas del mismo sexo. ¿Qué piensa usted sobre los matrimonios homosexuales? ¿Cuál es el criterio divino acerca de la unión marital? ¿Cómo puede influir la actitud de uno en su relación con Dios?

El Creador establece la norma

Mucho antes de que los gobiernos decidieran promulgar leyes que regularan el matrimonio, nuestro Creador ya las había establecido. Dice el primer libro de la Biblia: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne” (Génesis 2:24).
Con respecto a la palabra hebrea traducida como “esposa”, el Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de W. E. Vine, explica que “señala a cualquier persona del sexo femenino”. Más tarde, Jesús confirmó que los cónyuges tienen que ser “hombre y mujer” (Mateo 19:4).

Por consiguiente, Dios estipuló que el matrimonio fuese una unión íntima de carácter permanente entre hombre y mujer. Ambos seres están diseñados para complementarse a fin de satisfacer mutuamente sus necesidades y deseos de orden emocional, espiritual y sexual.

La conocida historia bíblica de Sodoma y Gomorra revela el criterio divino acerca de la homosexualidad. Dios declaró: “El clamor de queja acerca de Sodoma y Gomorra es ciertamente fuerte, y su pecado es ciertamente muy grave” (Génesis 18:20).
El grado de depravación al que habían llegado estas ciudades se manifestó cuando el justo Lot recibió a dos visitantes. “Los hombres de Sodoma [...] cercaron la casa, desde el muchacho hasta el viejo, toda la gente en una chusma. Y siguieron llamando a Lot y diciéndole: ‘¿Dónde están los hombres que entraron contigo esta noche? Sácanoslos para que tengamos ayuntamiento con ellos’.” (Génesis 19:4, 5.) Las Escrituras añaden que “los hombres de Sodoma eran malos, y eran pecadores en extremo contra Jehová” (Génesis 13:13).

Aquellos hombres “se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones” (Romanos 1:27). Habían “ido en pos de carne para uso contranatural” (Judas 7). En los países donde hay constantes campañas en pro de los derechos homosexuales, quizás haya quienes objeten a que se aplique el calificativo contranatural a la conducta homosexual.
Pero ¿acaso no es Dios el árbitro supremo en lo que respecta al orden natural? Pues bien, él dio este mandato a su pueblo: “No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable” (Levítico 18:22).

Somos responsables ante Dios

La Biblia es muy clara: Dios no acepta ni pasa por alto las relaciones homosexuales. Lo mismo ocurre con las personas que “aprueban a quienes las practican” (Romanos 1:32, Nueva Versión Internacional). Y el que se celebre un “matrimonio” no las convierte en algo decente. Dios requiere que “el matrimonio sea honorable entre todos”, lo que excluye las uniones homosexuales, que él encuentra detestables (Hebreos 13:4).

Con la ayuda divina es posible que las personas “se abstengan de la fornicación” —término que incluye los actos homosexuales— y sepan “tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra” (1 Tesalonicenses 4:3, 4).
Hay que reconocer que no siempre es fácil. Gerardo,# quien llevó un estilo de vida homosexual, dijo: “Creía que no iba a poder cambiar nunca”. Pero lo hizo, ayudado por “la gacia y misericodia de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11).
Gerardo comprobó que para Dios no hay problemas insuperables. En efecto, Dios puede darnos la fuerza y la ayuda que precisamos para atenernos a sus preceptos y así recibir su bendición (Salmo 46:1).

miércoles, mayo 20, 2009

Los bebès cuyas madres fuman son màs proclives a fumar de adultos.



Una reciente investigación afirma que los niños cuyas madres fumaron durante el embarazo y/o en sus primeros años de vida parecen estar más predispuestos a fumar en su adolescencia o como adultos jóvenes.

Una reciente investigación afirma que los niños cuyas madres fumaron durante el embarazo o en sus primeros años de vida parecen estar más predispuestos a fumar en su adolescencia o como adultos jóvenes.

Y esto agrava -en el largo plazo- los daños materiales que sufren a partir de la exposición al humo.

"Ya es algo bien sabido que el tabaquismo materno influye en el desarrollo del feto en muchas formas, contribuyendo –por ejemplo- al bajo peso al nacer, al parto prematuro y otra serie de problemas de salud después del nacimiento", explica el profesor Roni Grad, pediatra de la Universidad de Arizona.

"Y numerosos estudios anteriores han sugerido que el tabaquismo materno durante el embarazo puede aumentar el riesgo de que esos chicos, de adultos, se conviertan en fumadores regulares. Pero el impacto de la exposición al humo de cigarrillo en los primeros meses de vida no era algo que tuviéramos claramente determinado y diferenciado de la exposición prenatal".
Ahora eso se concretó y los resultados del estudio se presentan hoy, 19 de mayo, durante la Conferencia Internacional en San Diego que realiza la American Thoracic Society.

DETALLES

Para determinar el impacto del tabaquismo materno durante el embarazo y la primera infancia, y que pasaba cuando esos jóvenes entraban a la adultez, los investigadores bases de datos. Y encontraron que quienes, a los 22 años, fumaban, tenían –en mayor proporción- antecedentes en madres que fumaron durante su embarazo o los primeros años de vida del bebé.

"Los datos nos indican que hay un un efecto biológico en juego, y que eliminando el tabaquismo materno durante el embarazo y los primeros años del niño es posible reducir el riesgo de que sus hijos se conviertan en fumadores habituales al llegar a la adultez", concluyó Grad.
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Periodismo.com

El Otro Punto De Vista.


Hagase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Mateo 6:10

Tierra/Cielo - ¡sorprendente! ¡Incomodo! Claro que para nosotros no lo es porque no estamos saturados de las Escrituras hebreas. Pero los discípulos si lo estaban. Ellos esperarían “cielo y tierra” no “tierra y cielo.” Si revisas el Antiguo Testamento encontraras esta frase una y otra vez, pero no en el orden que sugiere Yeshua. ¿Por qué?

¿No te incomoda aunque sea un poco que esta oración tan familiar contiene tantas cosas que deberían provocar preguntas? ¿No es un poco perturbador que nunca hemos preguntado? Quizás estamos tan anestesiados por nuestra propia cultura religiosa que ya no escuchamos lo que dice Yeshua. Necesitamos regresar. Necesitamos hurgar y escarbar y cuestionar y preguntarnos – todo el tiempo – para salirnos de la caparazón aislante de nuestro entrenamiento religioso. Si deseamos ver la maravilla de la introspección y educación de Jesús, de alguna manera debemos hacer preguntas más profundas.

El cielo y la tierra son preguntas muy grandes. La razón por la que las Escrituras Hebreas utilizan estas palabras en ese orden (cielo, y después tierra) es que las Escrituras hebreas hablan sobre Dios, no sobre el hombre. Toda la autoridad le pertenece al Creador de los cielos y la tierra. La perspectiva de la revelación divina viene del cielo. Seguro que Dios trata con aquellos en la tierra, pero su involucramiento tiene una perspectiva cósmica. Este no es el dios local de la fertilidad aquí. Este es El Shaddai – el Todopoderoso.

Entonces Yeshua cambia la perspectiva. Ahora nosotros oramos, y eso significa que debemos reconocer donde caminamos nosotros, no Dios. Lo que vemos es que el modelo de oración de Yeshua asume que existe disparidad entre el cielo y la tierra. Esta no es la apreciación del Dios soberano. Su voluntad siempre se hará. Esta es la perspectiva del hombre quién recién declara que el Padre se manifieste en el. Desde nuestra perspectiva, la soberanía de Dios debe convertirse en nuestra realidad. Es tierra y cielo hasta que reine y gobierne el Padre sobre todos. Entonces regresaremos al inicio, cuando creó Dios los cielos y la tierra.

Pero eso no significa que esta petición se consuma en el esfuerzo humano o en la visión humana. No, aun se trata de la voluntad inescrutable de Dios. La creación aun es Suya. Lo que manifestamos en esta petición es nuestro deseo de verlo gobernar sin oposición, en nosotros y en toda SU creación.

Adicionalmente, esta petición clama por la revelación de la voluntad activa de Dios en esta tierra como lo es en el cielo. No existe ser en el ámbito celestial con duda alguna sobre el poder y la majestuosidad de Dios, ni carecen de demostraciones visibles de Su poder y gloria. ¡Pero nosotros sí! “La voluntad de Dios en el pasado y el presente se ejecuta casi en secreto por todo el mundo” (Lohmeyer). Y ese es el problema. Debemos orar que Su voluntad sea primera aquí en la tierra, que la mano escondida del Todopoderoso se descubra en nosotros y se revele al mundo. Eso es lo que significa ser la sal y la luz.

Di estas palabras conmigo. “Hágase Tu voluntad, en la tierra, en mi, en mi casa, en mi vecindario, en mi ciudad, en mi cultura – que Tu se manifiestes y que yo sea Tu luz – como en el cielo.”
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Dr. Skip Moen
AtGodsTable.com

martes, mayo 19, 2009

La Tolerancia entre el error y la verdad.



por Enric Capó

En el principio de este artículo sobre la tolerancia quisiera citar literalmente la definición que de ella hace el Diccionario de la Real Academia de la Lengua:
“Respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras” .../..

Y quiero hacerlo así para salir al paso de afirmaciones falsas o sesgadas que la definen como “mirar hacia otro lado” o “hacer la vista gorda”.
La tolerancia no es una actitud vergonzante que, para no ver lo que pasa a su alrededor y no comprometerse, esconde la cabeza bajo el ala.
Todo lo contrario. La tolerancia no tiene nada que ver con debilidad ni disimulo. Es una actitud abierta y consciente, tomada y mantenida con firmeza y orgullo, que defiende los derechos de todos los hombres a expresar sus convicciones libremente y vivir de acuerdo con ellas, mientras éstas no destruyan la convivencia ni atenten contra el bien común aceptado por toda la sociedad.

La tolerancia, así entendida, no tiene nada que ver ni con la verdad ni con el error. Sólo tiene que ver con el respeto y la consideración que merecen los demás.

Hay una idea totalmente falsa que se expresa a menudo y es muy usada en círculos evangélicos fundamentalistas que afirma que, aun siendo respetuosos con las personas, no se puede ser tolerante con el error.
Parece que esta distinción entre el error y el que yerra exonera al que la hace de ser tachado de intolerante. Aceptamos las personas -dicen- pero no toleramos lo que afirman. No se dan cuenta que sobre esta base se construye el edificio de la censura, tanto en la iglesia como en la sociedad. Y la censura es una de las señales más evidentes de la intolerancia.

Si aplicamos, por ejemplo, esta actitud en el caso de la oposición de las iglesias a la homosexualidad -de la que tanto hoy se habla- pronto nos daremos cuenta de que esto nos llevará inexorablemente a marginar a los homosexuales, a no ser que éstos renuncien a sus convicciones.

El error que está en el fondo de esta manera de argumentar es la peregrina idea de que alguien puede distinguir objetivamente entre la verdad y el error. Decir que “el cristianismo es tolerante… pero a la vez es intolerante con las ideas contrarias a la verdad” es tratar de elevar la verdad subjetiva a la categoría de objetiva, lo cual no es de recibo. Siempre estará presente la falibilidad humana, la posibilidad objetiva de que estemos equivocados.
Todo discurso que se basa en la posesión de la verdad objetiva es intolerante y, más tarde o más temprano, puede llevar a la conclusión de San Agustín de que “el error no tiene derechos”. Esta doctrina se nos aplicó a nosotros, los protestante, durante la época franquista.

A los que así piensan les aconsejaría que leyeran al filósofo Karl Popper quien, en su obra “En busca de un mundo mejor”, hace un detallado estudio de la verdad objetiva y la distingue cuidadosamente de nuestras verdades. Estas son, a lo sumo, aproximaciones a la verdad. Y nos cita unos versos de Jenófanes:

Pero respeto a la verdad certera, nadie la conoce,
ni la conocerá; ni acerca de los dioses,
ni sobre las cosas de las que hablo.
E incluso si por azar llegásemos a expresar
la verdad perfecta, no lo sabríamos:

Pues todo no es sino un entramado de conjeturas”
Y añade Popper: “no existe un criterio infalible de verdad: nunca, o casi nunca, podemos estar seguros de que no estamos equivocados”.

Una de las condiciones imprescindibles de la tolerancia consiste en aprender a distinguir entre la verdad objetiva y nuestras verdades. Para nosotros, cristianos, decir que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida es una verdad que está profundamente arraigada en nuestro corazón y la proclamamos con firmeza, pero sabemos que no es una verdad objetiva.
Son muchísimos los que nos dirán que es falsa. Lo mismo pasa con el Islam cuando nos dicen que Mahoma nos transmite la última y definitiva revelación de Dios. Para ellos será cierto, pero no para nosotros.

Esto que decimos con carácter general, lo podríamos aplicar a la Biblia y su interpretación. Una cosa es afirmar la validez de la frase “sola Scriptura”, que puede ser punto de referencia de todos los protestantes, y otra muy distinta es pretender que nuestras interpretaciones particulares tengan su misma autoridad.
La tolerancia significa que cada uno proclamamos lo que creemos, sin impedimentos ni cortapisas, y nos respetamos los unos a los otros (Ro 14), sin descalificaciones ni exclusiones.
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Enric Capó

Nuestra mente: divino tesoro.


Ángel Fernández, España

El mundo de la mente humana está lleno de tremendas complejidades. Esto es algo sabido por todos. Lo que es quizá menos sabido es que muchas de nuestras creencias (que consideramos) cristianas, a menudo carentes de contacto con el mundo real que nos rodea, a veces no hacen otra cosa que crear estructuras que perjudican nuestra salud mental en lugar de ayudar a liberarnos de ellas. Muchos cristianos son demasiado rápidos a la hora de apoyar cualquier tipo de teología que tira por tierra la sabiduría humana y que proclama la suficiencia de las Escrituras como base de todo el pensamiento humano. Y este tipo de teología se convierte a menudo en herramienta de manipulación mental, a modo de juego sicológico para afectar el comportamiento de otras personas. No son pocos los sermones que he escuchado en mi vida que se han encargado de, por ejemplo, denigrar la ciencia como la más clara evidencia de arrogancia que puede alcanzar el ser humano (y por medio de ello, intentar manipular los pensamientos de los que escuchan). Esto siempre me ha sorprendido, porque no me cabe duda de que si algún familiar de esos/as pastores/as se pusiera enfermo no dudarían en llamar al doctor y escuchar su veredicto profesional (siempre procedente del campo científico). ¿No hay acaso hipocresía en este dualismo entre lo que se dice desde el púlpito y lo que se hace cuando llega el momento de la verdad?

Aunque estas actitudes ‘anti-sabiduría humana’ son más comunes de lo necesario en muchas de nuestras iglesias evangélicas, parece que estos cristianos no se dan cuenta de que al denigrar todo el conocimiento secular como si no tuviera ninguna utilidad para nuestras vidas, también deniegan el hecho de que todo el conocimiento que nos lleva a la verdad del mundo que nos rodea procede de Dios (si es que el Dios al que alabamos es un Dios que ama la verdad). Es obvio que toda teología realmente bíblica tiene que reconocer desde el principio que Dios ha dado mentes a los seres humanos y que bendice el uso de dichas mentes para incrementar nuestro conocimiento acerca de Su creación.

Si nos centramos en el mundo de la sicología por un momento, los sicólogos llevan ejercitando sus mentes muchos años y en este tiempo han conseguido acumular una buena cantidad de información muy útil acerca de cómo funciona nuestra mente, de las estructuras que se generan y que a menudo controlan nuestro pensamiento y, como consecuencia, también nuestras acciones. Nos han ayudado a entender, en buena medida, por qué la gente reacciona de formas determinadas ante diversos estímulos, por qué la gente piensa de determinadas maneras y cómo esas maneras interactúan con nuestra forma de vida, cómo ciertos eventos influyen en nuestra forma de pensar y determinan el desarrollo de ciertos hábitos, etcétera. Todos estos avances han de llevarnos a la conclusión de que la sicología, como disciplina totalmente secular, tiene verdadera utilidad para nuestras vidas.

Aunque podríamos aplicar esto mismo a otras muchas ramas de la ciencia de las cuales dependemos hoy mucho más de lo que queremos reconocer muchas veces, si me estoy centrando ahora en esta rama en particular es porque a menudo existe la percepción, dentro de algunos grupos cristianos, de que lo que ocurre en nuestra mente no es otra cosa que el reflejo de una batalla entre Dios (o las fuerzas del bien) y Satanás (o las fuerzas del mal). Hay un exceso de libros hoy día en las estanterías de las librerías evangélicas que fomentan una visión reduccionista y demasiado simplista de la mente humana, enfatizando los elementos espirituales por encima de todo y dejando a un lado otros factores físicos que tienen gran importancia en la manera en la que actúa nuestro cerebro.

Pondré un ejemplo. Hoy día existe un buen número de personas que sufren depresión. Las causas de la depresión pueden ser muy diversas, tanto físicas como síquicas. No hay solo una explicación para este fenómeno, como tampoco hay una sola cura. A veces consejería puede ser suficiente, mientras que en otros casos es necesario incluso tomar ciertos medicamentos que nos ayuden a superarla. Una persona que sufre depresión puede llegar a decir cosas y cometer actos que en condiciones normales no pasarían por su cabeza. Reducir todas las complejidades involucradas en esta enfermedad a la formula espiritual que dice:
“Esta persona está siendo atacada por Satanás”, denota una tremenda falta de sensibilidad y de responsabilidad. E igualmente perjudiciales son las otras frases que se derivan de esta percepción tan reduccionista: “Tienes que orar más y hacer más guerra espiritual para combatir a Satanás. Al fin y al cabo eso es lo que dice la Biblia, que debes resistir a Satanás”. Espero que sea obvio para el/la lector/a el potencial que frases como estas tienen para dañar la mente de los cristianos que buscan una solución honesta a sus problemas.

No pretendo decir que las Escrituras no contengan mensajes a menudo muy útiles para nuestras vidas. Pero las Escrituras no tienen la respuesta a todos nuestros problemas, como tampoco tienen todas las explicaciones a las preguntas que nos pueden surgir. La Biblia contiene respuestas a un tipo de preguntas determinado; pero aplicar dichas respuestas a otros ámbitos de la vida puede convertir dichas Escrituras en todo lo contrario de lo que intentan ser, en opresoras en lugar de liberadoras. El problema es similar a lo que ocurre en el debate entre creacionistas y evolucionistas, con la diferencia de que en el caso de la depresión las consecuencias para las personas afectadas pueden ser muy serias, llegando a provocar daños a veces irreparables. Si la Biblia no es un libro científico y nunca pretendió serlo, ¿por qué a menudo se enfrentan las Escrituras a los avances de la ciencia desde algunos púlpitos como si ambos fuesen enemigos irreconciliables?

Es por esto que necesitamos que nuestra teología sea informada adecuadamente por el conocimiento que nos rodea, que aprendamos a desarrollar una teología que sepa convivir con nuestra cultura, con nuestros otros conocimientos, sean seculares o no. No se trata de adaptar el mensaje del Dios a nuestra cultura, diluyendo su base y desviándonos del centro del mensaje cristiano. Se trata más bien de todo lo contrario: de aprender a leer la Biblia correctamente, en su contexto, y aplicar sus respuestas a las preguntas adecuadas, reconociendo que en ella no encontramos todas las respuestas, como tampoco todas las soluciones a nuestros problemas. Hemos a aprender a dejar la Biblia a un lado cuando no es suficiente y mirar a nuestro alrededor, a las otras fuentes de conocimiento de las que disponemos. Hemos de aprender a decir que ‘no’ cuando alguien intenta interpretar nuestros problemas en los términos equivocados, por muchas palabras espirituales y textos bíblicos que usen, incluso cuando eso implique decir que ‘no’ al pastor/a de turno. Es necesario que aprendamos a detectar los juegos mentales que otros cristianos están intentando practicar con nosotros, los caminos por los que nos están intentando hacer andar y los distintos estilos de manipulación que distintas figuras del panorama evangélico utilizan antes de que sea demasiado tarde. Tenemos que aprender a cuidar de nuestra mente: es nuestro tesoro divino.

Tatuajes y perforaciones en el cuerpo, ¿Què dice Dios a esto?



La ley del Antiguo Testamento ordenaba a los israelitas, “No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor” (Levítico 19:28 NVI


La ley del Antiguo Testamento ordenaba a los israelitas, “No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor” (Levítico 19:28 NVI). De este modo, aunque los creyentes hoy, no vivan bajo la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4; Gálatas 3:23-25; Efesios 2:15), el hecho de que hubo una orden contra los tatuajes, debería causar duda en nosotros. El Nuevo Testamento nada dice acerca de que un creyente debería o no tatuarse.
En relación a los tatuajes y a las perforaciones del cuerpo, una buena prueba es determinar si podemos con sinceridad y conscientemente, pedir a Dios que bendiga y use una actividad en particular para Su propio provecho. “Sí, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios (1ª Corintios 10:31). La Biblia no da órdenes contra los tatuajes o las perforaciones del cuerpo, pero tampoco da alguna razón para creer que Dios nos dejaría tatuarnos o perforarnos el cuerpo.
Otro asunto a considerar es la discreción. La Biblia nos manda vestir discretamente (1ª Timoteo 2:9). Un aspecto de vestir discretamente, es asegurarse que todas las partes del cuerpo que deben estar cubiertas lo estén de manera adecuada. Sin embargo, el significado esencial de la discreción, es no llamar la atención. La gente que se viste discretamente, lo hace de manera que no llama la atención. Los tatuajes y las perforaciones del cuerpo, definitivamente llaman la atención.
En este sentido, los tatuajes y las perforaciones del cuerpo, no son discretas.Un principio bíblico importante sobre asuntos acerca de los cuales la Biblia no se refiere específicamente, es que si hay lugar a dudas de que ello agrada a Dios, es mejor no involucrarse en tal actividad. “Todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23).
Tenemos que recordar que nuestros, cuerpos, tanto como nuestras almas, han sido redimidos y
pertenecen a Dios.
Aunque 1ª Corintios 6:19-20 no se aplica directamente a tatuajes y perforaciones del cuerpo, ésta nos da un principio, “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis en Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Esta gran verdad debería tener una auténtica orientación sobre lo que hacemos y a donde vamos con nuestros cuerpos.
Si nuestros cuerpos pertenecen a Dios, deberíamos asegurarnos de tener Su justo “permiso” antes de que “los marquemos” con tatuajes y perforaciones.
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(Got Questions Ministries)

lunes, mayo 18, 2009

Una Extraña costumbre que debe preocuparnos



Stam, Costa Rica

En los últimos años, amplios sectores de la comunidad evangélica vive pasando de una novedad sensacional a la siguiente, como un borracho que anda a caballo, al decir de Martín Lutero. Entre esas modas recientes está la costumbre de decir "Yo te bendigo" en vez del tradicional "Dios te bendiga". Aunque eso ya es muy común, y no dudo de la sinceridad y buena voluntad de las personas que me lo dicen, tengo que confesar que me entran dudas cada vez que alguien proclama esa solemne bendición sobre mi existencia. Me pregunto exactamente qué puede significar, o qué estará pensando esa persona. ¿Será simplemente una versión evangélica de "Buena Suerte"? Para ser sincero, esa invocación solemne no parece haber traído ningún beneficio concreto en mi vida (que de por sí es maravillosamente bendecida por Dios). Me cuesta tomar con seriedad una bendición puramente verbal y formal, por un desconocido o una desconocida que pronto se olvidará de mí y desaparecerá de mi vida, como yo de la vida suya.
Me confunde aun más el otro lado de este nuevo fenómeno, y es que el flamante "Yo te bendigo en el nombre del Señor" ha desplazado casi totalmente la invocación de la bendición divina. Ya se oye muy poco "Dios te bendiga", y algunos hasta lo entienden como una falta de fe, una timidez en asumir la autoridad que Dios ha puesto en las manos nuestras y por ende ya no en las manos de él.
Parece que esta "renovación" nace de una enseñanza que nos trajo el famoso pastor coreano, Yonggi Cho. Yo mismo escuché su sermón en Costa Rica cuando nos explicó que si Cristo nos ha entregado las llaves del cielo a nosotros, entonces ya no las tiene él. ¿Podría haber algo más obvio que eso? Después de su sermón, el reverendo asiático dividió a todos los presentes según las provincias del país para ejercer el poder de las llaves sobre sus respectivos territorios y proclamar bendición sobre sus provincias. Después, unos pastores alquilaron una avioneta para echar aceite, en el nombre del Señor, sobre las ciudades y campos, montañas y valles, de todo el país. La fuerza mística de la "bendición" taumatúrgica, reforzada por la fuerza mística del aceite bendecido, debía asegurar avivamiento en nuestra patria y una notable transformación.
De hecho Costa Rica cambió mucho después, pero de mal en peor en pésimo. Y aunque la nueva doctrina de Yonggi Cho es lógicamente irrefutable, no es bíblica y de hecho es peligrosa para la iglesia. Lo que Cristo comparte con nosotros, no lo pierde él. El sigue siendo Señor de la iglesia y de la historia; las llaves todavía están en sus manos. Inferencias doctrinales, aun cuando son lógicamente válidas, pueden llevarnos a herejías. Muchas enseñanzas de los Testigos de Jehová y los Mormones son rigurosamente lógicas, pero gravísimos errores doctrinales. Como escribí en un artículo anterior, sobre el púlpito evangélico, "los heréticos son muy lógicos, pero nada bíblicos. No toda inferencia lógica del texto es fiel al sentido de él y al mensaje que el Espíritu Santo inspiró".
A menudo me pregunto, "¿En qué cree este hermano que él (o ella) me puede bendecir? ¿Qué autoridad cree tener para declararme bendecido?". Creo que no exagero al ver aquí un vestigio del catolicismo tradicional, entre las muchas cosas poco bíblicas del catolicismo que los evangélicos hoy vamos incorporando en nuestra práctica religiosa en vez de otras cosas buenas de ellos. Cuando alguien me pronuncia una bendición de ésas, me digo, "Sólo falta que me bendijera el santo padre en Roma". ¿Pero creemos los evangélicos en la fuerza espiritual de "una bendición papal". Personalmente, y con todo respeto, no creo que el Papa ni nadie más me puede declarar bendecido; eso sólo Dios puede hacer. Lo que pasa es que entre los evangélicos, no creemos en el Papa pero muchos queremos ser pequeños "papitos" y repartir bendiciones papales.
Me parece que el fenómeno bajo consideración es síntoma de un problema más general. El "cristianismo lite" de nuestra época ha acentuado al extremo el individualismo, y en muchos casos el egoísmo, que son típicos de nuestra sociedad moderna. Contra las palabras de Jesús, vamos a la iglesia para lo que nos puede servir a nosotros. Para parafrasear una consigna de John F. Kennedy, "No preguntes lo que la iglesia puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer para el reino de Dios". Hoy los líderes de la iglesia se aferran a sus títulos, y en muchos casos lucran con el evangelio. A menudo hay un culto a la personalidad del líder y admiramos más al ser humano por quien Dios actúa que a Dios mismo. Y en la mayoría de estos casos, son los mismos apóstoles, profetas, evangelistas, sanadores y conferencista que cultivan celosamente este culto a su propia personalidad.
En esa subcultura personalista los creyentes comunes y corrientes merecen también su cuota de auto-gratificación numinosa, su propia tajada de poder espiritual. No quiero juzgar mal, pero sospecho que el poder pronunciar bendiciones bajo su propia autoridad, con un "Yo te bendigo", da cierta satisfacción personal a estos hermanos y hermanas "bendecidores", que un humilde "Dios te bendiga" no ofrecería. Aunque no sean apóstoles ni profetas, ni predican ni cantan ni curan, por lo menos pueden andar repartiendo solemnes bendiciones a diestra y siniestra..
El culto a la personalidad, esta religión de gratificación egoísta que permea nuestra comunidad evangélica hoy, es muy cuestionable bíblicamente. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, un "don de sanidad" es el acto de Dios de dar salud a un enfermo, no alguna fuerza supernatural de curación que poseyera algún ser humano. Hoy día, si Dios en su gracia sana a un enfermo, mañana el milagro aparece en televisión y el sanador es famoso. Parecido pasa con evangelistas, conferencistas y salmistas. La gloria y la honra van al agente humano y no al Actor divino que sanó y que bendijo. Me parece que algo parecido pasa con la nueva moda de "Yo te bendigo, hermano".
Es muy aleccionador el ejemplo de Pedro y Juan en los Hechos 4. Después de la curación del cojo, con el hombre sanado agarrado de sus brazos, los apóstoles rechazan todo mérito por lo que había ocurrido. "Varones israelitas, ¿por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?" (Hch 3:12). ¡No dirigen sus miradas hacia nosotros, decían Pedro y Juan; queremos desaparecer para que sólo se contemple el rostro de Cristo! Hoy día parece lo contrario, que algunos sanadores dicen en efecto, "Miren estas manos; estas manos tienen poder para sanar".
En otro sentido, es cierto que todos debemos ser de bendición unos a otros. En su sentido bíblico, "bendición" significa vida, salud, bienestar (Dt 30:19-20). Las lluvias y los pozos, los buenos partos y buena lactancia (Gén 49:25) son bendiciones que sólo Dios puede dar, pero nosotros podemos colaborar con Dios en realizarlas. Dios prometió bendecir a Abraham para que él fuera de bendición a todas las familias de la tierra. Esa promesa introduce el tema central del libro de Génesis: ¿cómo ser de bendición a los demás? Abraham bendijo a Lot, y hasta a los reyes de Sodoma y Gomorra, no por pronunciar fórmulas sobre ellos sino por defender su bienestar integral. Igual con Isaac, Jacob y especialmente José. José cumplió a cabalidad la promesa a Abraham, reorganizando la economía de Egipto para defender la vida, no sólo de Egipto ni sólo de los hebreos, sino de todas las naciones vecinas.
Amado hermano, amada hermana, si quieres bendecir al pobre, dale algo que le puede ayudar en su necesidad. Si quieres bendecir al enfermo, no añada a su sufrimiento con frases piadosas o fórmulas vacías, sino tomarle la mano y orar por su salud, su paz y su bienestar integral. Si quieres bendecir a un matrimonio en crisis, o con hijos drogadictos, acompáñalos en su dolor y lucha y busca maneras de ayudarlos. Si quieres bendecirme a mí, regálame tu sonrisa cálida y tu amor sincero, y ora por mí con un buen "Dios te bendiga, amado hermano".
¡Eso sí es una excelente manera de bendecirnos unos a otros!

domingo, mayo 17, 2009

SER FELIZ


Se cuenta una fábula acerca de un joven huérfano que no tenía familia ni nadie que lo amase. Sintiéndose triste y solitario, caminaba un día por un prado cuando vio una pequeña mariposa atrapada en un arbusto espinoso.
Cuanto más pugnaba la mariposa por liberarse, más profundamente se le clavaban la espinas en su frágil cuerpo. El muchacho liberó con cuidado a la mariposa, pero ella, en lugar de irse volando, se transformó ante sus ojos en un ángel.
El muchacho se frotó los ojos sin poder creerlo mientras el ángel decía:
- Por tu maravillosa bondad, haré lo que me pidas.
El muchachito pensó por un momento y luego dijo:
- Quiero ser feliz.
- Muy bien -le respondió el ángel y luego se inclinó hacia él, le susurró al oído ydesapareció.
Al crecer el pequeño, no hubo nadie en el país más feliz que él. Cuando la gente le pedía que les dijese el secreto de su felicidad, solamente sonreía y decía: "Escuché a un ángel cuando era niño"
.En su lecho de muerte, sus vecinos se reunieron a su alrededor y le pidieron que divulgase el secreto de su felicidad antes de morir. Finalmente, el anciano les dijo: "El ángel me dijo que cualquiera, sin importar lo seguro que pareciese, fuese joven o viejo, rico o pobre, me necesitaría".
Con frecuencia amamos las cosas y usamos a las personas,cuando en realidad deberíamos usar las cosas y amar a las personas.
Romanos 12:10
Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal;con honra, daos preferencia unos a otros.
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AUSENTE



Cuando yo no esté en este planeta
Es porque alguien vino por mí con sus aletas
Se habrá cerrado el paréntesis
que se abrió cuando nací
aunque yo no lo vi.

La vida y la muerte son grandes aliadas de la vida
Una trae y la otra lleva para abajo o para arriba
Algunos se alegraran unos pocos lloraran
Luego al archivo de reciclaje me enviarán.

La muerte y la vida son hermanas y amigas
A veces la vida es la muerte y la muerte la vida
Ese juego de ir y venir es propio de este planeta
Aquí donde se mide el tiempo
Con relojes y calendarios que a veces
nos trauman y mas luego te envejeces.

Lo que importa es lo que hacemos o no hacemos
Bueno o malo cada quien en su mundo así seremos
El cielo o el infierno es lo que tenemos en la conciencia
Y para rematar te afligen o te embelesan sin mucha ciencia
Los traficantes de almas desnudas en tu misma presencia.

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J. RAMÓN RAMÍREZ A.
Metapán, el Salvador,16 de mayo de 2009

viernes, mayo 15, 2009

MOVIENDO EL ESQUELETO


Hugo Orellana

Una de las piezas mas creativas que he visto! Mueve el cursor y mira lo que sucede, es delicioso y extrañamente adictivo. No querras detenerte. Tambien con el cursor haz click sobre una o varias de las cajas en la esquina superior derecha. Y disfruta ademas de la musica.
Clickear abajo con el cursor Click here: Le coeur fait boum...

martes, mayo 12, 2009

PORCINA O COCHINA




Gripe porcina o estrategia cochina
Nadie sabe lo que se fabrica en la cocina
De los dueños del banquete en el ocaso
De una especie en un planeta que esta de paso

Son varios los objetivos de un invento
De un virus de una crisis u otro cuento
Son sabios e inteligentes y dialecticos
Los que manejan este barco con sus pleitos

Primero una crisis financiera
Para que una gripe cochina apareciera
Y darle un alivio al comercio y un levantón
Medicinas mascarilla noticieros y un revolcón
A los pobres que hasta ahora ya sumamos un montón

Que otra sorpresita o sorpresota nos darán
Los arcángeles del planeta mandarán
A los pobres moribundos sin defensas y sin pan
Sin dinero y sin derecho quedarán.

Falsos profetas y mercaderes de la religión
Salen en defensa con su predicación
Que todo esto ya está escrito y así tiene que ser
Qué bonito mensajito “vaya usted a saber”
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J. RAMÓN RAMÍREZ A.
Metapán, EL Salvador 03 de mayo de 2009

Sigamos Adorosamente a Dios.



Mi alma sigue ardorosa en pos de ti; tu diestra me ha sostenido. Salmos 63:8
La teología cristiana enseña la gracia preveniente, que, dicho brevemente, significa que el hombre, antes que busque a Dios, Dios está buscándole.
Antes que el hombre pueda pensar bien acerca de Dios, debe haber en él una iluminación interior. Esta puede ser imperfecta, sin embargo, el hecho existe y es la causa de todos los anhelos, búsquedas y oraciones subsiguientes.

Buscamos a Dios porque él ha puesto en nosotros deseos de dar con él. “Nadie puede venir a mi —dijo el Señor Jesús- si mi padre celestial no le trajere” Y es esa atracción de Dios lo que nos quita todo vestigio de mérito por haber acudido a él.

El impulso de salir en busca de Dios emana del propio Dios, pero el resultado de dicho impulso es que sigamos ardorosamente en pos de él. Y mientras andamos en pos de él, estamos en sus manos. “Tu diestra me ha sostenido” Salmos 63:8

En este sostén divino, y seguimiento humano no hay contradicción alguna, porque como dice Von Hugel, Dios es siempre previo, Pero en la práctica (esto es, cuando el hombre responde a la obra de Dios) el hombre debe salir en busca de Dios.
Debe haber de nuestra parte una respuesta recíproca a la atracción de Dios, si queremos disfrutar de la experiencia. Este interés, este anhelo ferviente, lo tenemos expresado en el Salmo 42, donde dice
“Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por tí, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré, y compareceré delante de Dios?”.Este es un profundo llamado a lo profundo, y así lo entenderá el corazón anhelante.
La doctrina de la justificación por la fe -verdaderamente bíblica y bendita liberación del legalismo estéril y los vanos esfuerzos personales- ha caído en nuestros días en mala compañía.
Muchos la han interpretado en manera tal que ha formado una barrera entre el hombre y el conocimiento de Dios. Todo el procedimiento de la conversión religiosa ha llegado a ser una cosa mecánica y sin espíritu. La fe, según dicen, puede llegarse a ejercer sin que tenga nada que ver con los actos de la vida, y sin turbar para nada al yo adámico. Se puede “recibir” a Cristo sin entregarle el alma ni tenerle amor alguno.
El alma es salvada, pero no llega a sentir hambre y sed de Dios. Los que sostienen tal doctrina reconocen que el alma es capaz de contentarse con muy poco. El hombre de ciencia moderno ha perdido a Dios entre las maravillas de su mundo.
Nosotros los cristianos corremos peligro de perder a Dios entre las maravillas de su Palabra. Casi hemos olvidado que Dios es Persona, y que, por tanto, puede cultivarse su amistad como la de cualquier persona. Es propio de la persona conocer a otras personas, pero no se puede conocer a una a través de un solo encuentro.

Solo al cabo de prolongado trato y compañerismo se logra el pleno conocimiento.
Toda relación social entre los seres humanos se origina en el trato personal de unos con otros. A veces comienza con un encuentro casual, pero con el trato continuo dicho encuentro fugaz se convierte en la más íntima amistad. La religión, siempre que sea genuina, es la respuesta que dan las personas creadas al Creador.

“Esta, empero, es la vida eterna, que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

Dios es persona, y en las profundidades de su poderosa naturaleza piensa, tiene deseos, goces, sentimientos, amor y padecimientos, como puede tenerlos cualquier otra persona. Para darse a conocer a nosotros se nos presenta como una persona. Se comunica con nosotros por medio de nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones.

El intercambio continuo e ininterrumpido de amor y pensamiento entre Dios y el alma creyente, es el corazón palpitante de la religión del Nuevo Testamento.
Conocemos esta relación personal entre Dios y el alma por medio de la conciencia que tenemos de ello. Se trata de algo personal, que no nos llega por conducto de un grupo de creyentes, sino que cada persona, individualmente, sabe lo que es.
El conjunto se entera de ello por medio de las personas que lo forman. Y la persona es bien conciente de ello, porque es imposible que el alma no se entere de ello, como ocurre con el bautismo de niños. Entra dentro de la esfera del conocimiento, de modo que el hombre “sabe” lo que es encontrarse con Dios, como sabe de cualquier otra cosa que le ocurre.
Usted y yo somos en pequeño (exceptuando nuestros pecados) lo que Dios es en grande.
Habiendo sido hechos a la imagen suya, tenemos la facultad de conocerle. Cuando estamos en el pecado, carecemos de ese poder, pero cuando el Espíritu nos da vida en la regeneración, todo nuestro ser siente el parentesco con Dios. Y gozoso se apresura a reconocerlo.

Este es el nacimiento celestial sin el cual no podemos ver el reino de Dios. Pero la regeneración, o nuevo nacimiento, no es el fin del proceso sino simplemente el principio. Es el mero momento cuando comenzamos la búsqueda, la feliz exploración que hace el alma en busca de las inescrutables riquezas de la Divinidad.

Es ahí donde comenzamos, pero nadie puede decir dónde nos detendremos, pues las misteriosas profundidades de Dios, Trino y Único, no tienen fin.

Mar sin límites, ¿quién podrá sondearte? Tu propia eternidad ha de rodearte, ¡Divina Majestad!
El haber hallado a Dios, y seguir buscándole, es una de aquellas paradojas del amor, que miran despectivamente algunos ministros que se satisfacen con poco, pero que no satisfacen a los buenos hijos de Dios de corazón ardiente.

San Bernardo se refirió a esta santa paradoja en un sonoro cuarteto que comprenderán fácilmente aquellos que rinden culto a Dios con sincero corazón:
Gustamos de tí, santo y vivo pany ansiamos seguir comiendo aún más;Bebemos de tí, puro manantialSin querer dejar de beber jamás.

Acerquémonos a los santos hombres y mujeres del pasado, y no tardaremos en sentir el calor de su ansia de Dios. Gemían por él, oraban implorando su presencia, y le buscaban día y noche, en tiempo y fuera de tiempo. Y cuando lo hallaban, les era tanto más grato el encuentro cuanto había sido el ansia con que lo habían buscado.

Moisés se valió de que ya conocía a Dios para pedir conocerle más: “Ahora pues, si he hallado gracia en tus ojos, ruegote que me muestresahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos” (Éxodo 33: 13).

Y después se atrevió a hacer una solicitud aún más atrevida: “Te ruego que me muestres tu gloria” (vs. 18).

A Dios le agradó este despliegue de ardor, y al día siguiente le dijo a Moisés que subiera al monte, y allá le hizo ver toda su gloria.

La vida de David fue un torrente de deseos espirituales. En sus salmos abundan los clamores del que busca y las exclamaciones del que encuentra. Pablo afirma que el más grande deseo de su corazón era hallar a Cristo: “y ciertamente aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:8).Nuestros himnarios tradicionales están llenos oí himnos que expresan el gozo de los creyentes de antaño de haber hallado a Dios después de larga búsqueda.

Pero actualmente se cantan muy pocos de esos himnos. Es trágico que dejemos la búsqueda de Dios a unos pocos maestros en lugar de realizarla cada uno de nosotros Hacemos depender toda la vida cristiana del acto inicial de “aceptar” a Cristo (una palabra, de paso, que no se encuentra en la Biblia) y no esperamos que haya después ninguna otra revelación de Dios a nuestras almas.
Hemos caído en las redes de la falsa lógica que dice que si ya tienes a Dios, no necesitas buscarle. Tal argumento se presenta como la flor y nata de la ortodoxia, y se da por sentado que ningún cristiano instruido en la Biblia cree otra cosa. Por eso hacen a un lado toda sincera y afanosa búsqueda de comunión espiritual con Cristo, haciendo que los cultos sean meras formalidades sin vida.

Rehuyen así la teología del corazón que experimentaron y experimentan aún multitudes de santos, y aceptan una presunta interpretación de las Escrituras que habría asombrado a Jesús y los apóstoles.

Reconozco que hay muchos todavía, en medio de esta general tibieza, que no se conforman con esa lógica superficial. Pero se alejan llorando, buscando algún sitio tranquilo donde orar diciendo, ” ¡Oh Dios, muéstrame tu gloria!”
Es que quieren probar, tocar con sus corazones y ver con los ojos del alma al Dios maravilloso.
Mi deliberada intención es estimular este deseo de hallar a Dios. Es la carencia de ese deseo, de esa hambre, lo que ha producido la actual situación de desgano, tibieza y desinterés en que está sumida la iglesia.

La vida religiosa, fría y mecánica que vivimos es lo que ha producido la muerte de esos deseos. La complacencia es la enemiga mortal de todo crecimiento espiritual.

Si no sentimos vivos deseos de verle, Cristo nunca se manifestará a su pueblo. ¡El quiere que le deseemos! Y triste es decirlo, él nos está esperando a muchos de nosotros por mucho tiempo.
Cada siglo tiene sus propias características. Actualmente estamos en una época de complejidad religiosa. Es muy raro encontrar la sencillez de Cristo.

Esta ha sido reemplazada por planes, métodos, organizaciones y un mundo de actividades frenéticas que se llevan todo nuestro tiempo y atención, pero que no satisfacen los anhelos del alma.

La escasa profundidad de nuestra experiencia, lo hueco de nuestro culto, y la manera servil como imitamos al mundo, todo indica el superficial conocimiento que tenemos de Dios.
Y que es muy poco lo que sabemos acerca de su paz. Si queremos hallar a Dios en medio de tanta aparatosidad religiosa, lo primero que debemos hacer es encontrarlo a él, para luego seguir en pos de él con toda sencillez.

Hoy en dia, como lo ha hecho siempre, Dios se manifiesta a los “niños” y se oculta de los sabios y entendidos. Debemos allegarnos a él del modo más sencillo, y para ello, debemos valernos de medios esenciales, que son ciertamente muy pocos. Debemos evitar toda cosa que tienda a llamar la atención, y acercarnos a él con el candor y la sinceridad de la niñez. Si así lo hacemos, Dios no tardará en responder.

Cuando la religión ha dicho la última palabra, nada necesitamos sino a Dios mismo. La mala costumbre de buscar a Dios junto con otras cosas, nos impide hallarle a él mismo, y que nos revele toda su plenitud. Es en esas otras cosas donde está la causa de nuestra desdicha. Si dejamos esa vana búsqueda adicional muy pronto encontraremos a Dios, y en él hallaremos todo lo que anhelamos.

El autor del clásico libro inglés The Cloud of Unknowing (”La Nube de loDesconocido”), nos dice como podemos hacerlo: “Eleva tu corazón a Dios con amor humilde y sincero, y búscalo a él, y no a sus dones.

Piensa en Dios y busca solo a Dios, solo por lo que Dios es. Esta es la obra del alma que más agrada a Dios!’

También recomienda el mismo autor que al orar nos despojemos de ‘todo, hasta de nuestra teología, pues ”basta la intención desnuda que se dirige a Dios sin apelar a ningún otro recurso, sino dependiendo únicamente de él.”
Por debajo de estos pensamientos descansa la verdad del Nuevo Testamento, pues sigue explicando que “Dios te ha hecho, y te ha comprado, y movido por su tierna gracia, te llama!’ Lo que él quiere es la sencillez. “Si queremos que se nos dé la religión envuelta y arrollada en una sola palabra, esta una palabra de dos sílabas, que por sumisma pequeñez concuerda con la obra del Espíritu. Esta palabra es AMOR!’

Cuando Dios dividió la tierra de Canaán entre las tribus de Israel, Leví no recibió ninguna porción. A esta tribu Dios le dijo simplemente “Yo soy tu parte y tu heredad” (Números 18:20).

Y por esta palabra Leví fue más rico que ninguna de las otras tribus, y que todos los reyes del mundo. Aquí hay un principio espiritual que continúa en vigor en el Nuevo Testamento.
El hombre que tiene a Dios por su posesión, tiene todo lo que es necesario tener. Podrá carecer de todos los tesoros materiales, o si los posee, estos no le producirán ningún placer especial. Y si los ve desaparecer, uno tras otro, apenas podrá sentir la pérdida, porque teniendo a Dios tiene la fuente de toda felicidad. No importa cuántas cosas pierda, de hecho no ha perdido nada. Todo lo que posee, lo posee en Dios, pura y legítimamente para siempre.

¡Oh Dios! He probado tus bondades, y a la par que ellas me han satisfecho, me han dejado sediento por más. Reconozco que necesito más y más gracia. Estoy avergonzado de mi falta de interés. Oh Dios, Trino Dios, quiero tener más vivos deseos de tí; deseo que me llenes de esos deseos; quiero que me des más sed de tí.

Te ruego que me hagas ver tu gloria, para que pueda conocerte mejor. Comienza dentro de mí una nueva obra de amor. Dile a mi alma,“¡Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y vente conmigo!” (Cantares 2:10 V.M.) Dame la gracia necesaria para que pueda levantarme y seguir en pos de ti, elevándome por encima de esta tierra baja y nublada donde he andado errante tanto tiempo. En el Nombre de Jesús, amén.
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La Búsqueda de Dios
A. W. Tozer
Chicago. E.U.A.
Junio 16 de 1948

jueves, mayo 07, 2009

Los Niños Aprenden lo que Viven.



Si un niño vive criticado,aprende a condenar.

Si un niño vive en un ambiente hostil,aprende a pelear.

Si un niño vive ridiculizado,aprende a ser tímido.

Si un niño vive avergonzado,aprende a sentirse culpable.

Si un niño vive con tolerancia,aprende a ser paciente.

Si un niño vive con aliento,aprende a tener confianza.

Si un niño vive estimulado,aprende a apreciar.

Si un niño vive con honradez,aprende a ser justo.

Si un niño vive con seguridad,aprende a tener Fe.

Si un niño vive con aprobación,aprende a valorarse.

Si un niño vive con aceptación y amistad,aprende a encontrar el Amor en el mundo.
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http://www.andreacarrillo.com/

miércoles, mayo 06, 2009

¿Quièn pagarà la cuenta?



DR. Skip Moen

“Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a quienes nos deben.” Mateo 6:12
Así Como Nosotros – Conocemos tan bien esta frase que en verdad no prestamos atención a sus implicaciones. Solo se desliza de nuestros labios como cuando bebemos de una manguera. Pero aquí hay algo muy importante; importante porque radica en el corazón de la justicia; importante porque es casi humanamente imposible. A menos que lo veas, ésta parte de la oración nunca te pertenecerá.
Jesús nos dice que a menos que perdonemos, no seremos perdonados (Mateo 6:14-15). Esto es muy incómodo, especialmente cuando comprendemos que el perdón no es la aceptación reticente de un mal sufrido, ni el desapego fácil de las heridas recibidas.
El perdón se trata de deudas – las verdaderas que te deben a ti – emocionales, físicas y financieras. El perdón abre los libros de contabilidad y mira directamente a las líneas de débito y crédito. Son números fríos. El perdón puede llamarse cualquier cosa menos fácil.
La frase griega es hos kai hemeis (así también nosotros) dibuja una relación directa entre la misericordia de Dios y nuestra misericordia. Aquí la implicación es que alguien debe. Debemos a Dios porque hemos abusado e ignorado y presumido de Su santidad.
Exige pago justificadamente. Le debemos la vida misma, pero rogamos por misericordia y recibimos perdón -no porque no debamos, sino porque Jesús pagó nuestra deuda. La deuda es real. La exigencia es legítima, pero la resolución es única.
Timothy Sanford sugiere una manera reveladora de aplicar este principio de gracia divina a quienes en verdad nos deben. Su sugerencia ilumina el significado de “así como nosotros.” Él dice, “Cuando perdonas, transfieres voluntariamente la deuda a las manos de Dios para que el cobre… ya no eres responsable de hacer que pague la otra persona.” “Una vez que das a Dios las deudas de tu lista, las personas que te han dañado – aunque deben rendir cuentas ante Dios – no te deben nada, ni siquiera un “lo siento.”
¡Ouch! Sanford tiene razón. Dios me perdona y sella mi cuenta como “Pagada”. Él no me trata como deudor. Él reconoce que mi deuda ha sido absorbida por Su Hijo y yo ya no debo nada. Si voy a perdonar de la misma manera, entonces debo hacer exactamente lo que sugiere Sanford. Haz tu lista de “los que me deben”, envíala a Dios para que cobre, y déjala ir… ¡completamente!.
Aquellos en mi lista ya no me deben nada, así como Dios ya no me exige pago a mí. Cuando perdonamos así, reflejamos el carácter del Creador – y ejercitamos la autoridad plena del Hijo. Entonces, dice Jesús, comprenderemos el perdón real – y Dios sonreirá sobre nosotros en gracia.
¿Llevas contigo la lista de quienes te deben? Puede tener más de una década, asuntos que no has resuelto de tu pasado. Podría ser de la semana pasada. ¿Un insulto? ¿Un “préstamo” sin pagar? Lo que sea, es hora de enviarla al cobrador. ¿Estás dispuesto a perdonar así?
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DR. Skip Moen
www.tGodsTable.com

martes, mayo 05, 2009

"EL Incorruptible Fabricio"



El nombre de Fabricio Lucio, célebre general romano de los tiempos primitivos de expansión de la República, ha quedado en la historia como emblema de probidad, sencillez, desinterés e integridad ciudadanas. Se dice que "hallándose el famoso general en la más completa pobreza fue nombrado embajador por la República, para ir a tratar con Pirro, rey de Epiro, sobre asuntos de la mayor importancia concernientes a su patria. Pirro lo recibió en su corte con las mayores distinciones y trató de inducirlo para que secundara sus proyectos, contrarios a Roma, ofreciéndole honores elevados y grandes riquezas."
Pirro conocía las valías morales de Fabricio, con quien había luchado en acciones bélicas sin que hubiera logrado vencerlo. Conocía la entereza de carácter del noble Fabricio y creyó que si lograba inclinarlo a su favor habría hecho una trascendente adquisición. En efecto, Pirro, haciendo uso de su habilidad, de su talento y sus riquezas, y aprovechando la pobreza de Fabricio, le hizo insinuaciones morbosas, indignas de la elevada moral del ciudadano íntegro.
La contestación de Fabricio fue la siguiente: "Si aún me crees honrado; ¿por qué pretendes corromperme? Y si me crees capaz de dejarme sobornar, ¿de qué puedo servirte?" Tan elocuente contestación hizo retroceder a Pirro y le proporcionó una visión de un hombre cabal, digno de la más alta consideración.--
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El Embajador. Lerín , A. 500 ilustraciones
Qué fácil puede ser que seamos arrastrados por las olas de corrupción. Podemos olvidar que lo más valioso ni se compra, ni se vende. Y los más precioso es mantener libre la conciencia y el corazón puro. Las ofertas llegan, la tentación acecha, pero hoy podemos levantar nuestro rostro y decirle al Señor, hoy diré NO, a todo aquello que puede comprometer los principios.
Le dijo Dios en sueños: «Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto. Y también yo te detuve de pecar contra mí; por eso no permití que la tocaras. Gen 20:6
Guardaos, pues, que vuestro corazón no se deje engañar. Deut 11:16
Escudríñame, Señor, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. Sal 26:2
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lunes, mayo 04, 2009

La telogìa del banano


por Juan Stam

En esa vida de continua renovación en el Espíritu, el estudio siempre fresco y creativo de la palabra de Dios debe ser la fuerza renovadora de nuestra vida espiritual y nuestro ministerio.

Desde hace treinta años mi esposa Doris y yo vivimos en una finquita en Mata de Plátano de El Carmen (Goicoechea, Costa Rica). Parte de la finca, cerca de la casa, tiene facilidades para retiros de las iglesias. La otra parte, mucho más grande, es cafetal y plantación de bananos. Esa parte me toca a mí, y cuando me pongo las botas para salir a cosechar el grano rojo o andar revisando los bananos, siento una felicidad muy grande. Además, los bananos me han enseñado unas valiosas lecciones espirituales, que quisiera compartir en este artículo.

Entrega toda su vida

Lo primero que me impresiona del vástago de banano es que da toda su vida para producir un sólo racimo de fruto. ¡Toda una vida, para un solo racimo! Una mata de banano concentra su ser entero en una sola causa: producir su racimo. Después de cosechar el fruto maduro (ojalá antes de que las ardillas lleguen a comérselo), no queda más que cortar el vástago y dejarlo para enriquecer el suelo.

¿No le parece que en ello se encuentra una lección para nosotros? Recibimos una sola vida, sin oportunidad de repetirla. Lo que vamos a realizar para el Señor, tenemos que llevarlo a cabo ¡ahora!, en esta vida, mientras dure, porque después será demasiado tarde. Por eso debemos enfocar toda nuestra vida hacia una meta bien definida: cumplir la voluntad de Dios y producir fruto de calidad para su Reino.

Se reproduce

Los bananos nos enseñan también otra lección: ellos siempre se reproducen. Cuando tengo que cortar el vástago que ya dio su fruto, me doy cuenta de que su tronco está rodeado de «hijas». No muere sin dejar atrás una nueva generación. Son estas «hijas» que van a continuar la labor de su «mamá» y mantendrá a la finca surtida de sabrosos bananos. De igual manera, nosotros como cristianos estamos llamados a reproducirnos, a sembrar en otras personas la vida que Cristo nos ha dado. El proyecto cristiano no es solitario sino comunitario; cada cristiano o cristiana debe ser como aquella mata rodeada de sus tiernas «hijas». Cristo nos ha llamado para que llevemos mucho fruto. Y a la hora de salir de este mundo, dejaremos la obra del Señor en manos bien preparadas para llevar adelante la causa del evangelio.

En todo tiempo da su fruto

Otro admirable distintivo del banano es que da su fruto en todo tiempo. No tiene «temporada», como, por ejemplo, el café o los nísperos. Para el banano, todo tiempo es tiempo de producción y servicio. ¿Tenemos nosotros como cristianos la misma constancia? Me parece que existen los «cristianos de temporada», que a veces son y a veces no son. ¡Que aprendamos del banano!

Es fácil de pelar

El banano posee también otra gran virtud: a diferencia del mango o la naranja, el banano resulta muy fácil de pelar, muy fácil de comer y muy fácil de digerir, pero a la vez es muy nutritivo. Nos alimenta y aporta mucho a nuestra salud. Nuestro mensaje también debe ser accesible al receptor, «fácil de pelar», pero su contenido debe ser substancioso (con contenidos bíblicos) y alimenticio para la vida espiritual.

El vástago grande no siempre da el mejor fruto

He observado otra seña particular de los bananos: el vástago más grande y grueso no siempre da el racimo más abundante ni los bananos más sabrosos. A veces he visto algún vástago flaco y pequeño doblado por el peso de un enorme racimo, como también uno que casi toca el cielo pero su racimo más bien da tristeza. Lo que importa no es el tamaño del vástago sino la calidad del banano. El mundo moderno tiene una obsesión con el tamaño, una idolatría de lo grande y un culto al éxito visible. En Apocalipsis 2–3, todas las iglesias que llamaríamos «exitosas» (Éfeso, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Laodicea), para Cristo dejaban mucho que desear, y la más «exitosa» hasta le producía asco. Y las dos iglesias que Cristo aprueba con gozo, nosotros llamaríamos fracasados (la pobre Esmirna, la Filadelfia con poco poder). Podríamos decir que nosotros miramos al vástago pero Dios mira al racimo de fruto.

Corre peligros

Una observación final: he notado que muchos vástagos de banano «mueren desde arriba». Me ha tocado muchas veces ver una planta que aparenta un buen proceso de maduración, pero, entonces, cuando observo sus hojas superiores, las encuentro totalmente secas y muertas. La muerte comenzó arriba. Este es un peligro también para cristianos hoy, especialmente líderes, cuando «la muerte comienza arriba», en la vida pensante. San Pablo nos exhorta a superar esa «muerte cerebral» transformándonos diariamente «por medio de la renovación de nuestro entendimiento» (Ro 12.2). En esa vida de continua renovación en el Espíritu, el estudio siempre fresco y creativo de la palabra de Dios debe ser la fuerza renovadora de nuestra vida espiritual y nuestro ministerio.
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Se tomó de http://www.juanstam.com/.

"SEXTING"



Los adolescentes que envían fotos sugerentes o de desnudos propios por el móvil están siendo advertidos contra esta práctica: el "sexting" puede dañar su futuro.

Las autoridades estatales de Nueva Gales del Sur, en Australia, lanzaron esta semana una campaña educativa para combatir la creciente práctica del "sexting", asegurando que estas imágenes o texto sexualmente explícito puedan ser colgados en Internet o remitidos a otros, lo que puede devenir en acoso e incluso en una agresión sexual.

El "sexting", un juego de palabras en inglés con los términos "sex" y "texting", se ha convertido en una preocupación para padres y colegios a nivel internacional con la proliferación de teléfonos móviles con cámaras y sitios de redes sociales, pero esas imágenes pueden ser calificadas de pornografía infantil por la ley.

"Los jóvenes a menudo no piensan en las consecuencias de sus acciones. Lo que creen que es una broma inocente o un flirteo inofensivo puede ser muy dañino si cae en las manos equivocadas", dijo la ministra de servicios a la comunidad de Nueva Gales del Sur, Linda Burney, en un comunicado.

"Es aterrador pensar que una vez que estas imágenes están en Internet o en un teléfono, cualquier persona del mundo puede acceder a ellas. Luego es imposible retirarlas y borrarlas. Están ahí para siempre y pueden dañar carreras o relaciones futuras", indicó.
Añadió que los departamentos gubernamentales habían recibido información de que niñas con trece años habían mandado imágenes sexualmente explícitas a sus novios a través del móvil, fotos que luego se pasan a otros amigos e incluso se reenvían una vez que la relación ha acabado.
En Estados Unidos, una encuesta mostró el pasado otoño que uno de cada cinco adolescentes dijeron que habían enviado o colgado en Internet fotografías de desnudos o semidesnudos de ellos mismos y el 39 por ciento indicó que habían mandado o colocado mensajes sugerentes, según una campaña nacional para impedir embarazos no planeados y de adolescentes.
La actriz adolescente Vanessa Hudgens, estrella de la exitosa "High School Musical", tuvo que afrontar un escándalo cuando sus fotos semidesnudas, que en un principio iban dirigidas a su novio Zac Ephron, acabaron en Internet.

En Estados Unidos se han iniciado varios procesos y una chica, Jessica Logan, de 18 años, se suicidó después de ser objeto de mofa cuando una foto suya enviada por sms circuló por su escuela.

Las autoridades de Nueva Gales del Sur han emitido una serie de folletos para colegios, padres y jóvenes en los que advierten de las posibles consecuencias de por vida de enviar este tipo de mensajes.

Burney ha instado también a los padres a hablar con sus hijos sobre el tema y supervisar sus sitios en redes sociales como MySpace y Facebook para comprobar si hay imágenes inapropiadas.

"Cada vez más padres me dicen lo preocupados que están por el comportamiento estúpido de sus hijos, que puede afectarles el resto de sus vidas", dijo Burney.

"Son cada vez más frecuentes las informaciones de adultos preocupados (..) una consecuencia peligrosa es el riesgo de humillación pública, acoso o incluso agresión sexual", añadió.

CURENTA Y CINCO AÑOS DE UN MENSAJE A LA CONCIENCIA




Video Audio
por Carlos Rey

Se transmitió por primera vez el 4 de mayo de 1964 en la República de El Salvador. Ese histórico día a nadie se le hubiera ocurrido que en el transcurso de cuarenta y cinco años se difundiría, sin interrupción, más de catorce mil veces de lunes a sábado, no sólo por radio sino también por televisión, por la prensa escrita y vía Internet, y no en un solo país de Centroamérica sino en treinta países del mundo. De ahí que la voz de Pablo Finkenbinder, conocido internacionalmente como el Hermano Pablo, tal vez haya llegado a ser la voz más escuchada en todo el mundo hispanohablante. Y de ahí la magnitud de la responsabilidad que le entregó a este servidor, Carlos Rey, ya que a partir de 1996 el Hermano Pablo, a los setenta y cinco años de edad, deseando un merecido descanso del ajetreo diario de la preparación y producción de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA, dejó de grabar mensajes suyos. El reconocido veterano de los medios de comunicación decidió que a partir de esa fecha todos los nuevos mensajes los grabaría su sucesor.

En 1970 se produjeron setenta y dos MENSAJES A LA CONCIENCIA en cintas de 16 milímetros, que se comenzaron a transmitir por televisión en Lima, Perú. Pero no fue sino hasta 1980 que se produjeron los primeros cien programas en video, lo que abrió paso a una distribución más amplia por televisión.

La primera columna de prensa del Hermano Pablo fue publicada en 1971 en la Prensa Gráfica de El Salvador. La primera columna electrónica de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA, vía Internet, apareció en www.conciencia.net en 1998, y actualmente en ese sitio, las veinticuatro horas del día, se pueden leer, escuchar e incluso ver en video todos los mensajes difundidos desde marzo del 2004.

Tal vez la descripción más acertada que se le ha dado a UN MENSAJE A LA CONCIENCIA sea la que le dio el gerente general de Panamericana Televisión en Lima, Perú, quien calificó el programa como espiritual sin ser religioso. El Hermano Pablo mismo, desde el principio, se propuso «ser la voz de Dios a la conciencia de todo hispanohablante del mundo». En uno de sus mensajes, él resume esa declaración de misión en las siguientes palabras: «No ando buscando fantasmas ni levantando luces rojas. No soy ni sensacionalista ni fanático. Solamente hago un llamado a la conciencia e invito a la reflexión.»
Cumplidos cuarenta y cinco años, UN MENSAJE A LA CONCIENCIA se difunde casi cinco mil veces al día en todo el mundo de habla hispana. Sin lugar a dudas, el Hermano Pablo logró su objetivo de ser la voz de Dios a nuestra conciencia. Pero la visión del Hermano Pablo se extiende más allá de su objetivo inicial. Para que UN MENSAJE A LA CONCIENCIA tenga un futuro tan prometedor como su pasado, tiene que seguir llegando a la conciencia del pueblo hispano para rescatar los valores perdidos de nuestra sociedad.

Determinemos cada uno que vamos a contribuir a extender esa visión. Abracemos individualmente esos valores culturales, morales y espirituales, y defendámoslos a capa y espada para así legarles a las futuras generaciones un mundo mejor, transformado por el poder y la gracia de Jesucristo.
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http://www.conciencia.net/

viernes, mayo 01, 2009

Discipulado integral Parte II


por Harold Segura C.

La formación cristiana, desde esta perspectiva de la acción consecuente, se diferencia de las falsas doctrinas (herejías) que proliferaban por aquel entonces y que Pablo combate en sus cartas.


«Ejercita el don que recibiste mediante la profecía, cuando los ancianos te impusieron las manos” (1Ti 4.14)

¿Cuál es el interés prioritario de las cartas pastorales? ¿El crecimiento personal de Timoteo y Tito, o la consolidación de las iglesias a su cargo? Los dos propósitos se conjugan bien y se inciden mutuamente. Las iglesias se edificarán en la medida que sus dirigentes sean creyentes maduros, y estos, a su vez, lograrán la madurez mientras ejercitan sus dones y se involucran en la proclamación y defensa del evangelio.

La propuesta del apóstol es «formación en la acción». Porque el discipulado no es un proceso retórico a la manera de la escuela clásica griega. Éstos disfrutaban el arte de preguntar y de especular sobre la verdad por la vía del conocimiento abstracto. La filosofía nació con ellos. Por el contrario, el discipulado es un proceso de vida que se aprende en medio de la acción de servir a Cristo, mientras «se sube la montaña», como lo muestra esta historia:

«Desde cuándo eres monje? Pregunté.—¿Un verdadero monje? Desde hace poco. Empleé cincuenta años escalando la montaña de la decisión.—Dime, ¿hay que comprender antes de decidir, o se decide y luego se comprende?—Si quieres de verdad seguir mi consejo —dijo— no hagas tantas preguntas y sube la montaña»

Así sucedió con los primeros cristianos. No se hicieron muchas preguntas acerca de la oración, o del perdón, o de la evangelización, o del amor; ellos simplemente oraban, perdonaban, evangelizaban y amaban. No es que en el discipulado no haya lugar para los cuestionamientos —de ellos está llena la teología—, sino que las interrogantes van en su lugar adecuado:

tras el seguimiento. Segundo Galilea lo expresa así: «Se trata de conocer al Señor que seguimos contemplativamente, con todo nuestro ser, particularmente con el corazón. Como un discípulo y no como un estudioso. Como un seguidor y no como un investigador... no conocemos a Jesús sino en la medida que buscamos seguirlo»... y servirlo, agregamos nosotros, en medio de su pueblo.
De allí que las disciplinas trazadas por el apóstol tengan que ver con el compromiso radical de seguir a Jesús en medio de las condiciones adversas del mundo (2 Ti 3.1), de la apostasía reinante (1 Ti 4.1), y de los falsos creyentes (2 Ti 4.14).

Por otra parte, a la acción ministerial dentro de la iglesia, se suman las buenas obras para con los de afuera. La diaconía, expresada por medio de las buenas obras hacia los más necesitados es uno de los temas centrales en las tres epístolas.

Pablo exhorta a ocuparse en las buenas obras para que la fe tenga fruto: «Que aprendan los nuestros a empeñarse en hacer buenas obras, a fin de que atiendan a lo que es realmente necesario y no lleven una vida inútil» (Tit 3.14). «Vida inútil», según la expresión del texto, equivale a «discipulado infructuoso».

La formación cristiana, desde esta perspectiva de la acción consecuente, se diferencia de las falsas doctrinas (herejías) que proliferaban por aquel entonces y que Pablo combate en sus cartas. Esas son fábulas que conducen al debate grandilocuente, pero que no contribuyen a la «edificación de Dios que es por fe» (1Ti 1:4). La «fe no fingida» (1Ti 1.5; 2Ti 1.5) es aquella que logra traducir la piedad personal e íntima, en acciones que expresan el amor de Dios al mundo necesitado.

Jesús, en la llamada Gran Comisión según Mateo, manifiesta que los suyos deben ir a hacer discípulos «enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes» (Mt 28.20). Al respecto señala René Padilla que este es un «proceso de formación en la práctica y para la práctica de la enseñanza de Jesús —la voluntad de Dios—, sin la cual no hay discipulado genuino».
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El autor, colombiano de nacimiento, es consultor de Relaciones Eclesiásticas e Impacto Cristiano para América Latina y el Caribe de Visión Mundial Internacional.

Discipulado integral Parte I


por Harold Segura C.

El modelo de Pablo en la formación de sus discípulos nos lleva a pensar que el discipulado es, sobre todo, un proceso imitativo.

«En Pablo, más que en cualquier otro escritor neotestamentario, encontramos la visión misionera más sistemática y profunda elaborada en un marco cristiano y universal» Donald Senior El discipulado es el proceso doloroso por medio del cual la iglesia toda contribuye a que sus miembros sean cada vez más parecidos a Jesús. Los dolores, dice el apóstol Pablo, son semejantes a los de una mujer parturienta: «Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes» (Gá 4.19)*.

Es doloroso y complejo porque el objetivo hacia el cual apunta es «que Cristo sea formado» en nosotros. ¡Vaya tarea! En el caso de Pablo, el costo resultó alto: desvelos, angustias, mucha paciencia y amor sacrificial. Pero, como sucede con la mujer que da a luz, la tarea también resulta gratificante y llena de sentido. Es esa la tarea que, según el apóstol, le da alegría a nuestro ministerio y nos causa sano orgullo delante del Señor. Así lo expresa, por ejemplo, cuando se refiere a sus discípulos de Tesalónica: «En resumidas cuentas ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría» (1Ts 2.19–20).

La tarea de hacer discípulos es paradójica. En ella, la alegría y el dolor se encuentran en el mismo camino. Pablo experimentó la angustia del parto y la felicidad del alumbramiento. Él fue experto en pesares, pero también maestro en gozos desbordantes al ver que sus hijos en Cristo crecían en la fe. A la misma comunidad de Tesalónica les escribe: «¡Ahora sí que vivimos al saber que están firmes en el Señor! ¿Cómo podemos agradecer bastante a nuestro Dios por ustedes y por toda la alegría que nos han proporcionado delante de él?» (1Ts 3.8–9).

Por su pericia en el difícil arte de contribuir a la formación de cristianos maduros y de crecer juntamente con ellos, Pablo se constituye en un extraordinario punto de referencia para el aprendizaje de lo que significa ser discípulo y hacer discípulos en el contexto de la comunidad de fe. Él será el modelo que examinaremos en esta ocasión.

El enfoque bíblico se concentrará en las tres cartas pastorales —las dos a Timoteo y la dirigida a Tito— y desde ellas se plantearán los interrogantes en relación con la labor de formar discípulos y ser formados como tales. Entregaremos el desarrollo del tema en varios artículos.

Las cartas pastorales

A Paul Antón, biblista del siglo XVIII, se le atribuye haber sido el primero en denominar «cartas pastorales» a las tres epístolas escritas por Pablo a sus íntimos colaboradores Tito y Timoteo. Esas cartas forman un grupo homogéneo de los escritos paulinos y, al igual que la dirigida a Filemón, sus destinatarios particulares no son las iglesias mismas, sino sus pastores. Su contenido abunda en recomendaciones acerca del ejercicio ministerial, pero agrega también orientaciones pastorales para el crecimiento cristiano y el fortalecimiento de la fe de los servidores de «la casa de Dios» (1 Ti 3.15).

Estas cartas pertenecen a los llamados escritos tardíos del apóstol Pablo; quizá entre los años 62 y 67, cerca de su muerte. La ubicación de las fechas, al igual que la identificación de su autor, ha sido objeto de extensos y numerosos debates entre los especialistas del Nuevo Testamento. Al aceptar las fechas indicadas y la autoría de Pablo nos acogemos a la tradición de la iglesia antigua, aunque reconocemos las serias repercusiones de esta opción.

Los escritos están dirigidos a Timoteo y a Tito. Pero bien se puede pensar que, aunque se mencionan los nombres específicos, las recomendaciones tienen en mente a un grupo más amplio de dirigentes de la iglesia.

Los dos personajes son conocidos cristianos del siglo primero, quienes mantuvieron una relación de amistad y fraternidad con el apóstol Pablo. Timoteo fue uno de sus colaboradores más íntimos y gozó de su plena confianza. El libro de Hechos lo menciona en seis ocasiones (16.1; 17:14,15; 18:5; 19:2; 20:4) y dieciocho en las epístolas paulinas. Fue compañero inseparable del apóstol en sus viajes por Galacia, Troas y Filipos, entre otros lugares; incluso durante la prisión en Roma. Pablo le encargó el gobierno de la iglesia en Éfeso, ciudad donde se encontraba cuando recibió la primera carta (1 Ti 1.3). Las referencias dejan ver una relación cálida entre el maestro y el discípulo: en una ocasión lo llama «mi hijo amado y fiel hijo en el Señor» (1Co 4.17) y en otra «mi verdadero hijo en la fe» (1Ti 1.2)

En cuanto a Tito, su nombre se menciona en doce ocasiones en las epístolas paulinas (2Co 2.13; 7.6, 13, 14; 8.6, 16, 23; 12.18; Gá 2.1, 3; 2Ti 4:18; Tit 1.4). Estaba junto a Pablo en el concilio de Jerusalén (Gá 2.1–3). Era de origen gentil (Gá 2.3) y probablemente pertenecía a la comunidad de Antioquía. Pablo le confió delicados encargos ministeriales y, al final de la vida del apóstol, fue constituido pastor de Creta (Tit1.5) y colaborador en la misión hacia Dalmacia (2Ti 4.10), territorio de la antigua Yugoslavia.

En estas epístolas encontramos algunas pautas para el camino, en cuanto a la formación cristiana y a la mejor manera de contribuir al desarrollo de creyentes fieles a su Señor y obedientes a la tarea del Reino. Pablo deseaba que estos dos servidores de la iglesia se esforzaran por presentarse a Dios aprobados «... como obrero[s] que no tiene[n] de qué avergonzarse y que interpreta[n] rectamente la palabra de verdad» (1Ti 2.15). ¡Con nada menos se sentiría satisfecho!

Contribuir a ese propósito era una tarea primordial en la vida del apóstol. Él presentía que su partida estaba cercana: «Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado» (2Ti 4.6). Al partir dejaría un legado de compromiso radical con la causa de Cristo que Tito y Timoteo deberían recoger y continuar en medio de las iglesias. Había, pues, un sentido de urgencia en este propósito.

Pero, ¿cómo realizó Pablo esa tarea? ¿Cuáles fueron las pautas que siguió para contribuir en la formación integral de esos dos apreciados discípulos? Una lectura atenta de las cartas pastorales iluminará las respuestas.

Proceso imitativo

«He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe»
(2Ti 4.7)

Una de las características de estas epístolas es su exigencia moral y espiritual para los dirigentes de las iglesias (pastores, obispos o diáconos), entre ellos Tito y Timoteo. Se requiere que sean intachables, moderados, sensatos, temperantes, y cuidadosos de su conducta pública (1T. 3.2–13). Pero a ese nivel de calidad moral no se podía aspirar con solo afirmar la ortodoxia doctrinal. Quizá, es por eso que Pablo apela a su propio modelo de vida. Los lectores de sus cartas entienden, entonces, que la primera lección de discipulado viene dada por la vida del mismo escritor. Él es la lección encarnada.

Este principio de la formación por medio del ejemplo personal es un común denominador a casi todos los escritos paulinos. En otra carta afirma: «Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced» (Fil 4.9). Todo aquello que el apóstol demandaba de sus discípulos cercanos ellos lo podían ver en la vida y en la práctica del apóstol: había experimentado una genuina transformación (conversión) personal (1Ti 1.12–15); había sido valiente en los momentos de persecución y sufrimiento (1 Ti 4.10; 2Ti 1.12); y había perseverado en la fe cuando los demás lo habían traicionado (2Ti 1.15; 4.16–18).

Es a partir de ese modelo de madurez cristiana que exige que sus discípulos sean irreprensibles moralmente, comprometidos en su ministerio y limpios de conciencia. No reclamaba otra autoridad aparte de la que le concedía su testimonio de vida. Esto explica por qué Pablo le pide a Timoteo: «no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo, ni de mí, preso suyo» (2Ti 1.8). En este caso, el testimonio acerca del Jesús que estaba en los cielos se verificaba por medio de la vida del discípulo que estaba en la tierra. Dar testimonio de Jesús equivalía a dar testimonio de Pablo. ¡Extraña asociación que nos indica hasta dónde puede llegar el impacto de una vida en permanente transformación! Este y no otro era el secreto pedagógico del apóstol.

Pero el ciclo formativo no se detiene ahí. El proceso de hacer discípulos es dinámico y su efecto es multiplicador: Primero, Pablo es un imitador de Jesús; luego Timoteo y Tito imitan a Jesús con la ayuda del modelo de Pablo; para que, finalmente, las iglesias puedan imitar a Tito y Timoteo: «Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo» (Tit 2.7).

Este modelo apostólico nos lleva a pensar que el discipulado es, sobre todo, un proceso imitativo. Imitación, primero de Cristo, como bien lo recordó en el siglo XV el célebre Tomas de Kempis en su obra Imitación de Cristo. Para el místico alemán la vida cristiana no consiste en saber bien la doctrina, sino en vivir con fidelidad la verdad conforme al modelo de Jesús. Decía él que «quien quiera entender con perfección y sabiamente las palabras de Cristo es preciso que trate de conformar con Él toda su vida». Imitar al Maestro, afirmaba, es el secreto de la iluminación.
Pero también imitación de quienes sirven como modelos de gracia y de virtud. Jesús lo había dicho en sus términos: «Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en los cielos» (Mt 5.16).
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El autor, colombiano de nacimiento, es consultor de Relaciones Eclesiásticas e Impacto Cristiano para América Latina y el Caribe de Visión Mundial Internacional. * Todas las citas bíblicas son tomadas de la Nueva Versión Internacional NVI, Sociedad Bíblica Internacional, 1999. KEMPIS, Tomas de. Imitación de Cristo. Barcelona: Editorial Regina, 1996. p. 16.