martes, abril 28, 2009

¿Aquièn le importa?



Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. (Hechos 6:11)

Contra Moisés - Si lees el relato de Lucas de los trabajos de los apóstoles (comúnmente llamados Hechos) veras algo muy curioso. Una y otra vez los apóstoles aseguran su observancia de las enseñanzas de Moisés. Ellos no rompen la tradición con sus hermanos judíos.

Son seguidores devotos de la Tora. De hecho, son tan meticulosos en guardar las instrucciones de la Escritura que hombres impíos han inducido a otros a conjurar mentiras sobre ellos para aplacar sus proclamaciones.

Esteban es ejemplo perfecto. Sus enseñanzas sobre Yeshua el Mesías fueron tan poderosas que quienes se oponían a él no ganaban un solo argumento. Pero nota su táctica. Tuvieron que mentir sobre las palabras de Esteban.

¿Y porque es tan curioso esto? Bien, implica que Esteban guardó la Tora. Si Esteban fuese uno de los creyentes “bajo la gracia” de hoy, no habrían tenido que mentir sobre su enseñanza.

El hubiera abandonado la Tora claramente. Nadie lo dudaría. Habría dicho, como lo hacen
muchos hoy, que ahora estamos bajo la gracia, que la Ley ha sido puesta a un lado y ya no es efectiva. Pero Esteban no hizo eso. Así que tuvieron que mentir sobre él para que pareciese que si lo dijo.

¿No te parece extraño que Esteban, el primero mártir “cristiano” fue tan observante de las enseñanzas de Moisés que no pudieron encontrar ninguna causa legítima con que acusarlo? Eso no es lo que enseña hoy la iglesia, ¿no es así? Veras, existe gran confusión sobre la Ley y la Gracia que ha sido parte de muchos círculos cristianos por varios siglos ya. Pero no había confusión en el pensamiento de Esteban – ni en Pablo, Juan, Santiago, Pedro o el resto de ellos. Ningún apóstol hablo contra Moisés (el griego aquí es blasphema eis Mosen, literalmente “blasfemia sobre Moisés”). Nadie pudo encontrar base para tal acusación. Aparentemente, los apóstoles no veían ninguna disparidad entre la ley y la gracia.

Pablo nos ayuda a ver por qué. La gracia siempre ha sido el medio de salvación. Abraham fue salvo por gracia. Nosotros también. La gracia no tiene nada que ver con gana el favor con Dios – pero- ser obediente a las instrucciones de Dios tiene todo que ver con ser útil a los propósitos de Dios. No existe conflicto entre la ley y la gracia porque no tienen que ver con lo mismo.

La obediencia trae utilidad, bendición y propósito. Eso no es lo que trae la gracia. La gracia trae la posición correcta ante el Padre. Solo El ejecuta el proceso que nos declara justos. Pero somos llamados a la obediencia por gratitud para que podamos serle de máxima utilidad a Él. Eso es lo que tiene que ser un esclavo – útil. Y Dios nos ha dado el libro en utilidad. Se llama la Tora.

Nota, si deseas, que la confusión sutil sobre la ley y la gracia está presente en esta pequeña traducción. Veras, el griego no repite la palabra “contra.” Combina la blasfemia contra Moisés en la misma categoría que la blasfema contra Dios. El griego dice, “blasfemo sobre Moisés y Dios.” Esto implica que cuando hablo contra lo que dijo Moisés, también hablo contra lo que dijo Dios.

Dijeron lo mismo. Cualquier judío habría leído ese pasaje de esa manera. ¡Pero nos hemos graduado! Ahora hacemos distinción entre las enseñanzas de Moisés y las de Dios. ¿Me pregunto por qué? ¿Supones que los traductores deseaban que pensaras que existía alguna división entre estas dos?

¿Quieres vivir la vida maximizada? ¿Quieres serle enteramente útil a Él? Bien, El te dice exactamente como hacerlo. ¿Estás escuchando?
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SACÙDETE Y SUBE


Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.

El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!

Esto hizo la mula palazo tras palazo. "¡SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube, sacúdete y sube!" repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso.

Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.

¡ASÍ ES LA VIDA! Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente, y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura, y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos.

Romanos 5:3-4 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en la tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.
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