sábado, enero 31, 2009

"Y el niño crecìa y se fortalecìa"



Reynaú O. Santiago Marroquín, México

I. Lectura del evangelio:
“Cumplidos los días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor. (Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo.
Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él lo tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación. La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.
Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
Estaban también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él”. Según Lucas 2: 21- 40.
“Dentro de nosotros hay un nacimiento. En el pesebre duerme un niño. El nombre de ese niño es el nuestro. En nosotros duerme el Niño Dios”. Rubem Alves.
II. Comentario pastoral:
Este es el último domingo del año 2008. Gracias a Dios por caminar con nosotros cada momento en el camino. Su compañía ha sido providente, protectora y consoladora. Gracias a Dios por cada amigo y amiga que nos ha sonreído y compartido su amistad. Aún por aquellos que han deseado nuestro mal, agradecemos también a Dios. Gracias a Dios por la alegría y por la tristeza; por la abundancia y por la escasez; por la bonanza y por las crisis; por la salud y por la enfermedad; por darnos a su Hijo en el pesebre de Belén y en el pesebre de nuestro corazón.
El calendario del año 2008 está a punto de cerrarse. Las páginas que se han escrito son heterogéneas en su estilo, estado de ánimo y estado de salud.
Particularmente agradezco a Dios por manifestarse en mi vida y dejarse sentir en las niñas y los niños, jóvenes, amigos y amigas de diferentes lugares y confesiones religiosas, incluyendo las no cristianas. Reitero a la vez mi amistad y disposición de caminar con quienes creen que es posible un mundo mejor si nosotros los humanos cambiamos nuestras actitudes y asumimos en nuestro estilo de vida los valores principales del evangelio. De igual forma agradezco a quienes han dispuesto unos minutos de su tiempo para la lectura de nuestras reflexiones dominicales, a veces atractivas, y otras veces poco atractivas. Lupa Protestante ha sido un canal de difusión de nuestras reflexiones. Una vez más, expreso mi gratitud a Ignacio Simal, su director, y a todo el comité editorial que se encuentran en España, y otros países de habla hispana.
El niño Jesús ha cumplido ocho días. Los ángeles, pastores y magos que lo visitaron en el pesebre de Belén han reanudado el camino. Sus padres, en atención al mensaje del ángel Gabriel, le han puesto por nombre JESÚS. Llegado El tiempo de la circuncisión, después de los días de purificación de sus padres, lo llevan a Jerusalén para presentarlo ante el Señor. El rito de la circuncisión en el Antiguo Testamento significa el acercamiento en gracia de Dios al hombre y la consagración de éste a Dios. Era responsabilidad de los padres judíos someter a sus hijos a la circuncisión y así recibir los beneficios del pacto hecho por Dios con su pueblo.
El origen de la circuncisión lo leemos en Génesis 17. Es presentado como iniciativa divina y como señal del pacto: “Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones..”1
En el Antiguo Testamento Dios había dicho a Moisés: “Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es..”2El rito de circuncisión era algo solemne y significativo para los judíos llevando consigo un par de tórtolas o dos palominos.
Después de un largo camino a Jerusalén, José y María con el niño Jesús llegan al templo principal. En Jerusalén vivía Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba la consolación de Israel. A él se le había revelado por Dios que no vería la muerte sin antes ver al Ungido del Señor. En el templo de Jerusalén se da el encuentro tan esperado y tan deseado por Simeón. Al ver al niño Jesús le tomó en sus brazos y bendijo a Dios: “Mis ojos han visto tu salvación…Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra”. Los padres de Jesús estaban maravillados de lo que escuchaban. Simeón los bendijo y dijo a María: “He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel..”
Aparte de ser un hombre piadoso y justo, Simeón era un fiel creyente a las promesas de Dios. Después de cumplirse la palabra de Dios, Simeón durmió en completa paz.
Allí también se encontraba Ana3, mujer profetisa, quien de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro años. Ella era una mujer dedicada a los servicios matutinos y vespertinos en el templo: “no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones”. Una vez que supo que el niño Jesús había sido presentado en el templo, hablaba con denuedo del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. En Ana vemos a una mujer evangelista proclamando una buena nueva de Dios para Jerusalén.
Una vez cumplido el rito de la circuncisión en Jesús, José y María volvieron a Nazaret. Allí, el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios era sobre él. La infancia de Jesús fue igual a la de cualquier otro niño judío, hijo de carpintero: niño juguetón, sonriente, ocupado en las actividades cúlticas y en el oficio de su padre. Es como si hoy en día, el niño Jesús formara parte del círculo infantil que juega, ríe, llora y canta.
La estancia de Jesús en Jerusalén presenta un cuadro repleto de movimiento: “el camino a Jerusalén de sus padres llevando consigo lo necesario para el camino y para mantenerse en la ciudad; el encuentro esperado desde hacía muchos años por Simeón y la alegría de éste al tener en sus brazos al niños Jesús; y el mensaje de Ana, la profetisa, teniendo como punto principal la llegada de Jesús a Jerusalén. Encuentros como éstos transmiten paz y alegría al corazón de hombres y mujeres que mantienen viva la esperanza de redención.
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1 Génesis 17: 11- 12.
2 Éxodo 13: 2.
3 En hebreo “gracia”.

EL ecumenismo bìblico ¿un camino màs expedito?


Harold Segura C., Costa Rica

Acostumbro visitar con cierta frecuencia algunas de las mejores librerías de la ciudad donde vivo (San José, Costa Rica). Siendo que no son muchas —lo digo comparándola con otras ciudades como Buenos Aires, Ciudad de México o Bogotá— el recorrido no me toma mucho tiempo y lo hago cada ocho o quince días. Voy para ver las novedades editoriales y sentir el olor a papel fresco. A veces compro algo, pero la mayoría de veces sólo voy para ver, sentir el aroma y saber qué hay de nuevo. Así no más. Es un placer que recomiendo.
Hace dos semanas, en mi usual periplo, visité la librería teológica más importante que tenemos en la ciudad (la verdad sea dicha, es la única que merece el título). Es una librería católica —casi siempre es así— cuyo gerente es un colombiano con quien comparto, además de la nacionalidad, el cariño por los libros. «Harold», me dijo con la picardía del vendedor, «acabo de regresar de Madrid, de la Feria del Libro, y te traje algo que te va a gustar». Entonces sacó de su valija recién desempacada una Biblia de tapa roja publicada en un proyecto conjunto por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), la Editorial Verbo Divino (EVD) y las Sociedades Bíblicas Unidas (SBU). ¡Gran sorpresa! Su título: Biblia interconfesional. Pero la sorpresa fue aún más grata cuando vi que la presentación estaba escrita por Samuel Escobar, el teólogo bautista peruano —amigo y maestro— quien desde hace varios años reside en Valencia, España. Su firma aparece como Presidente Honorario de las Sociedades Bíblicas Unidas junto a la del Obispo de Almería y Presidente de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española. En su texto celebran la publicación, tanto por el obvio sentido pastoral que tiene la difusión de la Biblia como por ser un testimonio de la unidad cristiana. Dicen así sus presentadores:
Esta Biblia interconfesional es, pues, el fruto de un largo proceso de confluencia y de encuentro precisamente en la Palabra de Dios; y por esto mismo, un hecho relevante en el curso de las relaciones ecuménicas actuales, particularmente del diálogo teológico, que no ha de pasar inadvertido para cuantos sienten en su interior el anhelo de la unidad de los cristianos, tan indispensable para que crezca y se difunda en la Humanidad de nuestro tiempo el Reino de Dios predicado por Jesucristo y que llegó a los hombres en su propia persona.1
Esta publicación es una fina muestra de los avances del llamado ecumenismo bíblico (dicho sea de paso, en uno de los países donde el ecumenismo no ha sido virtud sobresaliente). Es el resultado de un encuentro en la Palabra de Dios. Bien dicho, porque es en esa Palabra y alrededor de ella que florece la unidad; allí donde se lee con reverencia, se celebra con fe y se vive con intensidad.
Acerca de este particular se pronunció el Cardenal Walter Kasper en una intervención In Scriptis (no pronunciada en el Aula) enviada al pasado Sínodo de Obispos (XII Asamblea General Ordinario) reunidos en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008. El lema del Sínodo, de por sí, llama nuestra atención: «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia». Dijo el Cardenal que la Biblia es el principal instrumento de diálogo ecuménico y que no hay nada que una más a las iglesias y a las comunidades cristianas como lo hace la Biblia. En el resumen publicado por la Santa Sede, el Cardenal afirma que:
A pesar de todas las tristes divisiones en la historia de la Iglesia, la Palabra de Dios, de la que se da testimonio sobre todo en la Sagrada Escritura, sigue siendo una herencia común; ninguna otra cosa une a las iglesias y comunidades cristianas como lo hace la Biblia. Ella es realmente el vínculo ecuménico por excelencia. Por esta razón, la Biblia es la base del diálogo ecuménico y el instrumento principal del diálogo ecuménico, tanto en su aspecto doctrinal como en el espiritual y pastoral. La común Lectio Divina es, por lo tanto, el método ecuménico privilegiado. En las últimas décadas, este diálogo ha dado muchos frutos positivos. Como cristianos no podemos ver sólo los abusos. Antes tenemos que estar agradecidos por todo lo que el Espíritu de Dios ha realizado para una reconciliación de los cristianos, que no es poco. Estamos agradecidos por ello y fomentamos la obra ecuménica, que según el Concilio Vaticano II, es un impulso del Espíritu y – como esperamos – el astillero de la Iglesia del futuro2.
Afirmaciones que cobran importancia si tenemos en cuenta que proceden de la pluma del Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; el mismo que estuvo presente en diciembre de 2001 en el Seminario Internacional Teológico Bautista, de Buenos Aires, para continuar los diálogos fraternos entre la Iglesia Católica y la Alianza Mundial Bautista.3 Durante sus siete años como presidente del Consejo (fue elegido el 3 de marzo de 2001) ha promovido un ecumenismo fundamentado en la Biblia, centralizado en Jesucristo y animado por el principio de la comunión entre los que nos confesamos cristianos (dicho sea de paso la comunión cristiana fue el tema que desarrolló en aquella ocasión en Buenos Aires). Es un Cardenal con el que el diálogo ha fluido más fácilmente, sobre todo porque ha sentado bases más seguras para la unidad. Digo bases más seguras para referirme a la Biblia, a la oración y a la cooperación en los esfuerzos de evangelización integral. Por lo menos son fundamentos con los cuáles el protestantismo evangélico se siente en casa.
El mismo cardenal Kasper publicó en el año 2007 un libro con un título sugerente: «Ecumenismo espiritual. Una guía práctica». Me parece sugerente tanto por el título como por el subtítulo; tanto por lo de espiritual como por lo de práctico; ¿no les parece? Es un cambio de tono si se recuerda que cierto ecumenismo tradicional quiso avanzar por los esquivos y sinuosos caminos de la unidad estructural y doctrinal y que, por esa vía, se tornó poco práctico4. Pero ahora el Cardenal confirma que «la obra ecuménica —que hunde sus raíces en los fundamentos de la espiritualidad cristiana—, tiene necesidad de algo más que la diplomacia eclesial, diálogo académico, compromiso social y colaboración pastoral»5 y sin vacilaciones opta por una propuesta que despeja el camino; es un ecumenismo cimentado en la espiritualidad cristiana, de raigambre bíblica y orientado a la misión (diaconía y testimonio):
Una espiritualidad ecuménica legítima será por lo tanto en primer lugar una espiritualidad bíblica y recibirá un influjo en la lectura común de las escrituras y en el estudio común de la Biblia […] Ella se empapará del seguimiento de Jesús y continuará buscando el rostro de Cristo […] Tal espiritualidad se revela en aquello que Pablo define como los dones del Espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, dulzura, templanza (Gal 5, 22)6.
Palabras que se acompañan de un «recetario» de prácticas como la lectura y la meditación de las Escrituras en pequeños grupos, el estudio bíblico, la publicación de comentarios bíblicos, la organización de cursos bíblicos orientados por líderes de diferentes comunidades cristianas y la traducción y edición de Biblias interconfesionales.
Si, como se reconoce de manera oficial, el diálogo ecuménico «se había encallado»7, resta saludar ahora el nuevo espíritu que lo anima (sin caer en innecesarios y cándidos optimismos) y decidirse a caminar por un sendero que se ha hecho más expedito. Es una historia que está por hacerse: la de un nuevo ecumenismo centrado en Jesús como Señor y Maestro (no en los resabios de las instituciones eclesiásticas), animado por el Espíritu Santo que da vida (no en los achaques del tradicionalismo religioso) y encaminado a cumplir la voluntad del único que es Padre de todos… «para que todos sean uno» (Jn 17:21).
1 http://www.verbodivino.es/documentos/PrimerCapituloPDF/2174.pdf
2 http://www.vatican.va/news_services/press/sinodo/documents/bollettino_22_xii-ordinaria-2008/04_spagnolo/b32_04.html
3 Los participantes por Latinoamérica fueron: Nancy Bedford (Argentina), Josué Fonseca (Chile), Amparo de Medina (Colombia), Raúl Scialabba (Argentina), Paul Eustache (Venezuela), Alberto Prokopchuk (Argentina), Nilton do Amaral Fannini (Brasil), Tomas Mackey (Argentina), Carlos Villanueva (Argentina) y Harold Segura (Colombia).
4 El Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los cristianos, PCPUC, orientado por el cardenal Kasper, en su sesión plenaria de noviembre de 2006, se reunió bajo el lema «El ecumenismo en vía de transformación». Hubo en esa ocasión una clara consciencia de que el diálogo ecuménico «se había encallado».
5 Walter Kasper, Ecumenismo espiritual. Una guía práctica, Editorial CLIE-Verbo Divino, Barcelona-Navarra, 2007, p. 17.
6 Ibid, pp. 114-115.
7 Ibid, p. 101.

viernes, enero 30, 2009

¿Comò resuelve los problemas en su trabajo?


Este breve cuestionario le ayudará a evaluar (y mejorar) su habilidad para resolver problemas. Las respuestas parecen simples, pero piense con cuidado antes de responder.
1. ¿Cómo pone una jirafa dentro de un refrigerador?
2. ¿Cómo pone un elefante dentro de un refrigerador?
3. El rey león organiza una conferencia de animales y un animal no va.
¿Cuál?
4. Va a un río que es conocido por ser habitado por muchos cocodrilos.
¿Cómo lo atraviesa?
Respuestas:
1. Abra el refrigerador, coloque a la jirafa, y cierre la puerta.
Objetivo: ¿Tiende a resolver cosas simples de manera complicada?
2. Abra el refrigerador, saque a la jirafa, ponga al elefante y cierre la puerta.
¿Recordó sacar la jirafa?
Objetivo: Esto prueba su habilidad para pensar en las repercusiones de sus acciones.
3. El elefante, ¡todavía está en el refrigerador!
Objetivo: ¿Es buena su memoria y su sentido de continuidad?
4. Puede cruzar el río a nado, tranquilo. Todo los cocodrilos están en la conferencia de animales que hizo el león.
Objetivo: ¿Qué tan rápido aprende de sus errores anteriores?
Si los resultados de este cuestionario no fueron muy buenos, no se desespere.
Cerca del noventa por ciento de los profesionales respondieron de manera incorrecta las cuatro preguntas.
Los niños, por lo general, las responden bien.
No hay nadie más tonto que aquel que cree que es muy sabio.
Proverbios 13:20El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado.
Fuente: El libro devocionario de Dios para el Centro de Trabajo. Editorial, Unilit.

EL mensaje de la Cruz


por Juan Stam
El carácter de la predicación como palabra de Dios nos dignifica y nos humilla a la vez.
El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios... Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen.... Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles, pero para los que Dios ha llamado, es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.
Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse, más bien, estando entre ustedes, no saber de alguna cosa, excepto de Jesucristo y de éste crucificado (1 Corintios 1.18-2.2).
La predicación, en su sentido bíblico y teológico, es mucho más que sólo la entrega semanal de una homilía religiosa, con todo respeto por la importancia del sermón. Es más que una conferencia teológica o una charla sicológica o social. Es aún más que un estudio bíblico, elemento esencial de toda la vida cristiana. Entonces, ¿en qué consiste la esencia y el sentido de la predicación?
El griego del NT emplea básicamente tres términos para la predicación. El más común es kêrussô (proclamar), y su forma substantivada, kêrugma, ambos derivados de kêrux (heraldo; cf. 1 Tm 2:7; 2 Ti 1:11; 2 Pe 2:5). En el vocabulario teológico moderno se ha creado también el adjetivo "kerigmático", lo que tiene que ver con la proclamación del kêrugma. Otros conjuntos semánticos son euaggelizô (anunciar buenas nuevas), junto con euaggelion (evangelio) y euaggelistês (evangelista) y kataggellô (anunciar) también de la raíz aggelô (llevar una noticia; Jn 20:18) y aggelos (ángel, mensajero). En todos esos vocablos se destaca el sentido de proclamar una noticia o entregar un mensaje. La predicación no consiste esencialmente en comunicar nuevas ideas sino en narrar de nuevo una historia, la de la gracia de Dios en nuestra salvación, y esperar que por esa historia Dios vuelva a hablar y a actuar.
La predicación y el reino de Dios: Al estudiar los aspectos y dimensiones de esta tarea kerigmática, nada mejor que comenzar donde inicia el Nuevo Testamento. Juan el Bautista vino predicando en el desierto: "Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca" (Mt 3.1), y Jesús llegó con el idéntico mensaje, según Mt 4.17 (cf. Mr 1.14-15). Jesús comisionó a los Doce a proclamar el mismo mensaje (Mt 10:7; Lc 9:2). Más adelante el primer evangelista, escribiendo para los judíos, describe el ministerio de Jesús con las palabras, "Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando (didaskôn) en las sinagogas, anunciando (kêrussôn) el evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad" (Mt 9:35; Lc 8:1; cf. 4:43). Según Lucas, el Cristo Resucitado también enseñó a los discípulos durante cuarenta días "acerca del reino de Dios" (Hch 1:3) y de la misión de proclamar ese Reino hasta lo último de la tierra, hasta su venida (1:1-11). El tema central de los tres primeros evangelios es la llegada del reino de Dios, que con seguridad refleja el mensaje original de Jesús. Muy relacionado con el tema del Reino, Jesús proclamó también la libertad y la igualdad del Jubileo (Lc 4:18-19; cf. 7:22).
Aunque el tema del Reino no es tan presente en Pablo y en el cuatro evangelio, por las nuevas circunstancias culturales y políticas de su misión, sigue siendo muy importante (cf. Jn 3:3,5; 18:36). La labor misionera de Pablo se describe como "andar predicando el reino de Dios" (Hch 20:25), y en la fase final de su misión, ya como preso en Roma, Pablo "predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo" (Hch 28:31). Es más, Jesús mismo, en su sermón profético, anuncia que "este evangelio del reino se predicará en todo el mundo" hasta el fin de la historia (Mt 24:14).
La expectativa del reino mesiánico pertenecía hacía siglos a la tradición judía; lo novedoso del evangelio del Reino consistía en anunciar su inmediata cercanía (Mt 3:1; 4:17). Para Jesús, el Reino no sólo está cerca sino que, en su persona, el Reino se ha hecho presente (Mt 12:28; Lc 4:21; 11:20). Los apóstoles también proclamaban que los tiempos del reino habían llegado (Hch 2:16; 1 Cor 10:11; 1 Jn 2:18). Por eso, predicar es "decir la hora" para anunciar que el reino de Dios ha llegado ya. La predicación es la proclamación de este hecho para interpretar bajo esta nueva luz el pasado, el presente y el futuro. "La predicación pone siempre en presencia de un hecho que plantea una cuestión" (Léon Dufour 1973:711). Esta nueva realidad exige una respuesta específica: arrepentimiento, fe y la búsqueda del reino de Dios y su justicia (Mat 6:33), o en una palabra, la conversión.
En conclusión: la proclamación del Reino es parte central de la predicación, y también, la predicación es parte esencial de la dinámica del Reino y un agente importante de su realización. Como señala González Nuñez, "La palabra de Dios es poder activo en la historia. Pero, además, ejerce en el mundo actividad creadora, empujando todas las cosas hacia su respectiva plenitud. Visto al trasluz de la palabra, el mundo se hace transparente... Creadora en el mundo, salvadora en la historia, la palabra de Dios es una especie de sustento, necesario para que la vida lo sea plenamente " (Floristán 1983:678). La palabra creativa de la predicación va acompañando la marcha del reino de Dios.
La predicación y la palabra de Dios: Esa relación dinámica entre la proclamación y el evangelio del Reino implica también la relación inseparable entre la predicación y la Palabra de Dios. Por eso, se repite a menudo que los apóstoles y los primeros creyentes "predicaban la palabra de Dios" (Hch 8:25 13:5; 15:36; 17:13), o sinónimamente, "la palabra de evangelio" (1 P 1:25) o "la palabra de verdad" (2 Ti 2:15). Otras veces se dice lo mismo con sólo "predicar la palabra" (Hch 8:4). El encargo de los siervos y las siervas del Señor es, "predique la palabra" (2 Tm 4:2), lo cual es mucho más que sólo pronunciar sermones.
La frase "palabra de Dios" tiene diversos significados en las Escrituras y en la historia de la teología. La palabra de Dios por excelencia es el Verbo encarnado (Jn 1:1-18; He 1:2; Ap 19:13, Cristo es ho logos tou theou). En las Escrituras tenemos la palabra de Dios escrita, que da testimonio del Verbo encarnado (Jn 5:39). Pero la Palabra proclamada, en predicación o en testimonio, se llama también "palabra de Dios", donde no se refiere ni a Jesucristo ni a las Escrituras (Hch 4:31; 6:7; 8:14,25; 15:35-36; 16:32; 17:13; cf. Lc 10.16). Cristo es la máxima y perfecta revelación de Dios, quien después de hablarnos por diversos medios, "en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo" (He 1:1-2, elalêsen hêmin en huiô, "nos habló en Hijo"). El lenguaje supremo de Dios es "en Hijo" y las Escrituras son el testimonio inspirado de esa revelación, definitivamente normativas para toda proclamación de Cristo. Pero esa proclamación oral es también "palabra de Dios", según el uso bíblico de esa frase.
Esta comprensión de las tres modalidades de la palabra de Dios, y por ende de la predicación como palabra de Dios cuando es fiel a las Escrituras, fue expresada en lenguaje muy enfático por Martín Lutero y reiterado con igual énfasis por Karl Barth (KB 1/1 107; 1/2 743,751). Según la Confesión Helvética de 1563, "la predicación de la palabra de Dios es palabra de Dios" (praedicatio verbi Dei est verbum Dei). Lutero se atrevió a afirmar que cuando el predicar proclama fielmente la palabra de Dios, "su boca es la boca de Cristo". Karl Barth hace suya esta teología de la predicación, para afirmar que la predicación es en primer término una acción de Dios (1/2 751) en la que es Dios mismo, y sólo Dios, quien habla (1/2 884).
Para muchas personas, que suelen entender "palabra de Dios" como sólo la Biblia, este descubrimiento tiene implicaciones revolucionarias para la manera de entender la predicación. Por un lado, magnifica infinitamente la dignidad del púlpito y el privilegio de ser portador de la palabra divina. También aumenta infinitamente nuestra expectativa de lo que Dios puede hacer por medio de su Palabra, a pesar de nuestra debilidad e insuficiencia. Es una vocación demasiada alta y honrosa para cualquier ser humano. Así entendido, el carácter de la predicación como palabra de Dios nos dignifica y nos humilla a la vez.
Aquí vale para nuestra predicación la doble consigna de la Reforma de tota scriptura y sola scriptura. Pablo nos da el ejemplo de proclamar "todo el consejo de Dios" (Hch 20:20,27; Col 1:2), sin quitarle nada, y tampoco añadirle "nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron..." (Hch 26:22). Quitamos de las Escrituras cuando sólo predicamos sobre ciertos temas o de ciertos libros y pasajes de nuestra preferencia. En ese sentido, predicar desde el calendario litúrgico obtenemos dos grandes ventajas: obliga al predicador a exponer toda la amplísima gama de enseñanza bíblico, y liga la predicación con la historia de la salvación (no sólo navidad y semana santa, sino ascensión, domingo de Pentecostés, etc.). Pero esa práctica no debe desplazar la predicación expositiva de libros enteros, teniendo cuidado de incluir en la enseñanza los diferentes estratos y géneros de la literatura bíblica.
Aún mayor es la tentación en la predicación de añadir al texto, como si él no fuera suficiente. Un sermón fiel a la Palabra de Dios parte del texto bíblico y no sale de él si no profundiza en su mensaje hasta el Amén final (Hch 2:14-36; 8:35). Muchos predicadores se dedican más bien a sacar inferencias del texto, que aun cuando fueren totalmente válidas lógicamente, no son bíblicas y puede hasta contradecir el sentido del texto. Una ensalada de consejos vagos, sugerencias abstractas y exhortaciones muy generales, aunque vengan maquillados con textos bíblicos, no es un sermón, mucho menos palabra de Dios. El sermón no debe ser una simple antología de ilustraciones, anécdotas y ex abruptos sensacionalistas. El sermón tampoco es el lugar para ventilar las opiniones personales del predicador, que no surgen de la palabra de Dios ni se fundamentan en ella. En la predicación contemporánea priva un "opinionismo" que raya con el sacrilegio.
El humor debe tener su debido lugar en la predicación (la Biblia misma es una fuente rica de humor), pero siempre en función del texto y no como fin en sí mismo. El humor debe iluminar el mensaje del texto. Jugar con la palabra de Dios es pecado, como lo es también volverla aburrida. Los predicadores tienen que saber moverse entre la frivolidad por un lado, y la rutina seca y el aburrimiento por otro lado. La jocosidad frívola puede ayudar para el "éxito" del sermón y la popularidad del predicador, pero será un obstáculo que impida la eficacia del sermón como palabra de Dios. Hay dos peligros que evitar en la predicación: la frivolidad, y el aburrimiento.
La predicación es una tarea bíblica, es decir, exegética y hermenéutica. Bien ha dicho Bernard Ramm (1976:8) que la primera preocupación del predicador no debe ser homilética (¿Cómo predico un buen sermón?) sino hermenéutica (¿Cómo oigo la palabra de Dios, y la hago oír?). Antes del sermón la predicadora se encuentra con Dios en y por el texto, luchando con Dios y el texto hasta recibir de Dios una palabra viva que sea a la vez fiel y contextual. Al presentarse ante la comunidad, plasma ese encuentro en un sermón para compartir ese encuentro con los demás y buscar juntos la presencia del Señor y escuchar juntos su voz.
La única meta del sermón, la mayor responsabilidad del predicador y el criterio exclusivo del resultado de la predicación, todos responden a la pregunta central, si se proclamó fielmente la palabra de Dios. El predicador no predica para complacer a los oyentes, para manipular sus emociones ni aun para lograr cambios religiosos y morales en ellos. Su tarea es proclamar la palabra de Dios; no predica buscando esa transformación sino esperándola como resultado indirecto por la obra del Espíritu Santo. Mucho menos debe predicar con la motivación de lograr éxito y fama como orador o erudito bíblico.
Atreverse a predicar como Dios quiere, es un acto de amor, de humildad y de abnegación. William Willimon ha señalado que el verdadero predicador tiene que amar más a Dios que a su congregación. Es una gran tentación para el predicador buscar en su ministerio la realización de sus propios intereses y metas. La predicación fiel comienza en el corazón del predicador. Es un corazón con un supremo amor a Dios y su palabra, aun más que a la congregación y mucho más que a sí mismo.
Pasa con la predicación igual que con la profecía: la predicación fiel siempre va acompañada por la predicación falsa, que busca complacer a la gente, se dirige por las expectativas del público y les enseña a decir "Señor, Señor" pero no a hacer la voluntad del Padre celestial (Mt 7:21-23). Por eso, la iglesia debe vigilar su púlpito con todo celo en el Espíritu. No debe dejar a cualquiera que "habla lindo" ocupar ese lugar sagrado sino sólo a los que se han demostrado maduros, bien centrados en la Palabra y consecuentes en sus vidas. No cabe duda que el descuido en este aspecto ha producido desviaciones y aberraciones en las últimas décadas, produciendo daños muy serios en la Iglesia.
Es urgente también ir enseñando a las congregaciones lo que bíblicamente deben esperar de un predicador y de un sermón. Mucho del desorden de las últimas décadas se debe a la gran falta de discernimiento de los mismos oyentes. A pesar del exagerado número de horas que pasan escuchando sermones, en general no se logra una adecuada formación bíblica y teológica para discriminar entre predicación fiel y predicación "bonita", conmovedora o sensacionalista pero no bíblica. Hace años el destacado orador evangélico, Cecilio Arrastía -- ¡un verdadero modelo de predicador fiel! -- hablaba de la congregación como comunidad hermenéutica en que todos sepan interpretar la Palabra y distinguir entre lo bueno y lo malo en la predicación (1 Ts 5:21; Hch 17:11; 1 Cor 14:29).
¡Imploremos al Espíritu de Dios que unja a nuestros predicadores y congregaciones con amor a la Palabra y discernimiento acertado ante estos abusos!

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Se tomó del artículo Fundamentos de la predicación en juanstam.com, ©2007. Todos los derechos reservados.
Juan Stam (75), oriundo de Paterson, Nueva Jersey, es uno de los teólogos evangélicos «latinoamericanos» más pertinentes de la actualidad. Aunque es estadounidense de nacimiento, se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina que lleva más de cincuenta años. Está casado con Doris Emanuelson (71), su compañera de camino, nacida en Bridgeport, Connecticut.

Adolescente fumador, adulto depresivo


Los adolescentes que fuman podrían estar trazando su camino hacia una depresión en la etapa adulta de su vida, según un estudio de la Florida State University y dirigido por el profesor de Psicología Carlos Bolaños, que determina que la nicotina en los adolescentes induce a un estado parecido a la depresión caracterizado por una carencia de placer y aumento la sensibilidad en el futuro. Se trata de un descubrimiento "único" ya que es el primer informe que se realiza que demuestra "que el consumo de nicotina en edades tempranas puede tener consecuencias neurobiológicas a largo plazo, como, por ejemplo, desórdenes de humor" dijo Bolaños.
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras inyectar nicotina a un grupo de ratas adolescentes dos veces al día, mientras que a otro grupo le administraron la misma dosis de salina durante, ambos durante 15 días.
Después de este período de tratamiento se sometió a los animales a varios experimentos diseñados para averiguar como reaccionarían a situaciones agotadoras y como responderían tras ofrecerles una recompensas.
De este modo, los expertos encontraron cambios conductuales sintomáticos de depresión cuando había pasado una semana desde el cese de nicotina y -lo más sorprendente- que con que la exposición a la nicotina durante la adolescencia sea de un día, ésto ya puede tener efectos duraderos.
"Algunos animales de nuestro estudio fueron expuestos a la nicotina una sola vez" dijo Bolaños en un artículo publicado en 'Neuropsychopharmacology" y recogido por otr/press, en el que también añadió que para su equipo "fue sorprendente descubrir que un día solo de exposición de nicotina potencialmente podría tener tales consecuencias negativas a largo plazo".
Así, las ratas que fueron expuestas a la nicotina desarrollaron comportamientos sintomáticos de depresión y la ansiedad.
Los investigadores fueron capaces de aliviar los síntomas de las ratas con medicamentos antidepresivos o, irónicamente, más nicotina.
De modo interesante, los roedores adultos que fueron expuestos al mismo régimen de nicotina que los adolescentes no mostraron rasgos parecidos a una depresión.
Todavía se desconocen los motivos concretos de este comportamiento y cuales son las consecuencias cerebrales del consumo de tabaco, pero, según estacan los científicos, la exposición a la nicotina tiene efectos tóxicos en varias regiones cerebrales y sistemas de neurotransiciones en los distintos períodos de desarrollo.
UN NUEVO DESCUBRIMIENTO
Las conclusiones del estudio subrayan la necesidad de una investigación más profunda para hallar el por qué ocurre ésto. Los expertos conocían desde hace tiempo que hay una conexión entre fumar y los desórdenes de humor, pero ellos no habían sido capaces de asegurar que uno causa era consecuencia del otro, hasta ahora, porque hay muchos otros factores que influyen en el comportamiento humano.
"El mensaje a la gente joven desde luego es que no fumen y hasta que ni lo intenten" apuntó Bolaños. "Si ellos deciden comenzar a fumar, deberán ser conscientes de los efectos que tiene a largo plazo y que el fumador de un cigarrillo, incluso consumido de manera ocasional, puede tener efectos sobre su sistema cerebral", dijo.

miércoles, enero 28, 2009

Responder al VIH-sida



De acuerdo al ONUSIDA, en el 2006, cuatro millones 300 mil personas en el mundo y cerca de 140 mil en América Latina y el Caribe se infectaron con el VIH.
En la región, más de dos millones de adultos, jóvenes, niños y niñas viven con el VIH
Cada dos minutos una persona se infecta, y cada día mueren más de 300 personas por causas relacionadas al SIDA.
El Caribe tiene la segunda tasa más alta de VIH del mundo, después del África subsahariana.
Haití, República Dominicana, Honduras y Guatemala, entre otros países, tienen epidemias generalizadas con tasas del VIH por arriba del uno por ciento en la población general.
Haití, con una tasa de 3,8 por ciento es el país más afectado del Caribe.
Brasil posee más de un tercio del total de personas infectadas en América Latina.
Aunque la epidemia, en varios países, se ha mantenido concentrada en las poblaciones vulnerables expuestas a mayor riesgo, hay una tendencia al crecimiento de nuevas infecciones entre mujeres de la población general.
Para reducir la incidencia del VIH y mejorar la calidad de vida de la niñez, las familias y comunidades afectadas, la "Iniciativa Esperanza contra el VIH y SIDA" de Visión Mundial enfoca estratégicamente sus esfuerzos en:
educar a los niños, niñas y adolescentes, empoderar a la mujer para disminuir su vulnerabilidad, abordar los grupos vulnerables en mayor riesgo, abogar por la atención integral para las personas viviendo con VIH y SIDA y trabajar en alianzas estratégicas.
Esta respuesta ha empezado a operar en cientos de comunidades donde Visión Mundial está presente, y junto con las cuales implementan programas de desarrollo económico, salud y educación.

martes, enero 27, 2009

CUANDO SE DESTAPAN CLOACAS


Video Audio
por el Hermano Pablo
Se había desatado una nueva ola de delitos, una nueva ola de robos. Los ladrones habían empezado a robar las tapas de hierro de las cloacas, y luego vendían el metal como chatarra. La ciudad de Beijing, China, en particular, estaba sufriendo triple perjuicio.
El primer perjuicio era el robo de las tapas, que tenían que ser repuestas.
El segundo era la cantidad de peatones y ciclistas que caían dentro de las cloacas. Y el tercero era el olor nauseabundo de las aguas negras que emanaba por toda la ciudad.
Donde se amontona la gente, proliferan los delitos.
Y entre los delitos más comunes y más perturbadores está el robo. El detrimento es tal que ya no se puede vivir seguro en ninguna parte.
Y ahora se añade a estos delitos el destape de cloacas.
Algún tiempo atrás comenzó en Madrid, España, lo que allí llamaron «El destape».
Pronto se había extendido a muchos países de América Latina.
¿Qué era el tal destape? Suponía ser la liberación del espíritu humano, aprisionado por tradiciones religiosas.
Pero resultó ser la introducción de toda clase de literatura.
En realidad lo único que destaparon fue la cloaca de la naturaleza pecaminosa humana. Los quioscos de Madrid, y del mundo, se llenaron de revistas nocivas y pornográficas.
¿Qué ocurre cuando se destapa la mente del hombre? ¿Qué sale a la luz cuando se descartan restricciones de decencia y moralidad? Basta recoger el periódico del día, o encender el televisor, o abrir las páginas de una revista o entrar por las puertas de un cine.
Es igual que abrir una cloaca y poner al descubierto lascivia, engaño, falsedad y violencia.
Cuando se destapa la mente del hombre, se expone todo lo que hay en su corazón.
Y si ese corazón no ha sido purificado, lo que sale es putrefacción e inmundicia.
Ya lo decía Anatole France, el novelista francés:
«Si a la sociedad le diéramos vuelta, como a una media, nos moriríamos de consternación y de asco.»
A pesar de todos los logros de la humanidad, el hombre todavía no se ha limpiado de su vieja corrupción.
Si en los consultorios de los psiquiatras se barriera todo lo que vuelcan los pacientes, se sacarían toneladas de basura.
no obstante, todo el que lo desee puede ser purificado.
Hay limpieza total, efectiva y gratuita al alcance de cualquiera.
La Biblia dice que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado
(1 Juan 1:7)
Cuando creemos en Cristo y nos sometemos de lleno a su señorío, Él limpia por completo nuestro corazón
No existe en el mundo entero un gusto más grande que sentirnos limpios por dentro.
Eso es lo que hace Cristo. Rindámosle hoy nuestro corazón.
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