martes, abril 28, 2009

¿Aquièn le importa?



Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. (Hechos 6:11)

Contra Moisés - Si lees el relato de Lucas de los trabajos de los apóstoles (comúnmente llamados Hechos) veras algo muy curioso. Una y otra vez los apóstoles aseguran su observancia de las enseñanzas de Moisés. Ellos no rompen la tradición con sus hermanos judíos.

Son seguidores devotos de la Tora. De hecho, son tan meticulosos en guardar las instrucciones de la Escritura que hombres impíos han inducido a otros a conjurar mentiras sobre ellos para aplacar sus proclamaciones.

Esteban es ejemplo perfecto. Sus enseñanzas sobre Yeshua el Mesías fueron tan poderosas que quienes se oponían a él no ganaban un solo argumento. Pero nota su táctica. Tuvieron que mentir sobre las palabras de Esteban.

¿Y porque es tan curioso esto? Bien, implica que Esteban guardó la Tora. Si Esteban fuese uno de los creyentes “bajo la gracia” de hoy, no habrían tenido que mentir sobre su enseñanza.

El hubiera abandonado la Tora claramente. Nadie lo dudaría. Habría dicho, como lo hacen
muchos hoy, que ahora estamos bajo la gracia, que la Ley ha sido puesta a un lado y ya no es efectiva. Pero Esteban no hizo eso. Así que tuvieron que mentir sobre él para que pareciese que si lo dijo.

¿No te parece extraño que Esteban, el primero mártir “cristiano” fue tan observante de las enseñanzas de Moisés que no pudieron encontrar ninguna causa legítima con que acusarlo? Eso no es lo que enseña hoy la iglesia, ¿no es así? Veras, existe gran confusión sobre la Ley y la Gracia que ha sido parte de muchos círculos cristianos por varios siglos ya. Pero no había confusión en el pensamiento de Esteban – ni en Pablo, Juan, Santiago, Pedro o el resto de ellos. Ningún apóstol hablo contra Moisés (el griego aquí es blasphema eis Mosen, literalmente “blasfemia sobre Moisés”). Nadie pudo encontrar base para tal acusación. Aparentemente, los apóstoles no veían ninguna disparidad entre la ley y la gracia.

Pablo nos ayuda a ver por qué. La gracia siempre ha sido el medio de salvación. Abraham fue salvo por gracia. Nosotros también. La gracia no tiene nada que ver con gana el favor con Dios – pero- ser obediente a las instrucciones de Dios tiene todo que ver con ser útil a los propósitos de Dios. No existe conflicto entre la ley y la gracia porque no tienen que ver con lo mismo.

La obediencia trae utilidad, bendición y propósito. Eso no es lo que trae la gracia. La gracia trae la posición correcta ante el Padre. Solo El ejecuta el proceso que nos declara justos. Pero somos llamados a la obediencia por gratitud para que podamos serle de máxima utilidad a Él. Eso es lo que tiene que ser un esclavo – útil. Y Dios nos ha dado el libro en utilidad. Se llama la Tora.

Nota, si deseas, que la confusión sutil sobre la ley y la gracia está presente en esta pequeña traducción. Veras, el griego no repite la palabra “contra.” Combina la blasfemia contra Moisés en la misma categoría que la blasfema contra Dios. El griego dice, “blasfemo sobre Moisés y Dios.” Esto implica que cuando hablo contra lo que dijo Moisés, también hablo contra lo que dijo Dios.

Dijeron lo mismo. Cualquier judío habría leído ese pasaje de esa manera. ¡Pero nos hemos graduado! Ahora hacemos distinción entre las enseñanzas de Moisés y las de Dios. ¿Me pregunto por qué? ¿Supones que los traductores deseaban que pensaras que existía alguna división entre estas dos?

¿Quieres vivir la vida maximizada? ¿Quieres serle enteramente útil a Él? Bien, El te dice exactamente como hacerlo. ¿Estás escuchando?
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Dr.Skip Moen.AtGodsTable.com

SACÙDETE Y SUBE


Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.

El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!

Esto hizo la mula palazo tras palazo. "¡SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube, sacúdete y sube!" repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO. A sus pies se fue elevando de nivel el piso.

Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.

¡ASÍ ES LA VIDA! Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente, y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura, y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos.

Romanos 5:3-4 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en la tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.
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lunes, abril 27, 2009

Soy un evangèlico Catòlico Pentecostal



Juan Stam, Costa Rica

Cuando mi esposa Doris y yo llegamos a Basilea en 1961, conocimos un grupo de españoles, mayormente de la iglesia reformada, que habían comenzado un estudio bíblico y estaban orando que Dios les enviara un pastor de habla española. Respondimos entusiasmados, pero había un pequeño problema. El consistorio de la iglesia reformada, con toda razón, quería saber de qué iglesia era yo. Mi respuesta fue, "soy pastor de la Asociación de Iglesias Bíblicas Costarricenses", conocida como la "AIBC". Todavía veo la confusión en el rostro del pastor reformado, y siento la mía a tratar de aclararle qué era mi afiliación eclesiástica. Una semana después el pastor me buscó de nuevo y me dijo que el consistorio no lograba entender eso de la AIBC y que por favor se lo volviera a aclarar. Afortunadamente, todo se resolvió y tuvimos una experiencia pastoral inolvidable.

En esta vida humana, es importante tener una identidad, y una identidad que otros puedan reconocer. Da mucha seguridad poder decir, "Yo soy presbiteriano" o "soy pentecostal" o alguna otra afiliación respetada. Es un poco inquietante llevar una identidad no reconocida. Pero también nuestra identidad nos puede limitar. Por ejemplo, "soy presbiteriano y gracias a Dios no soy bautista" o "soy un anglicano respetable y decoroso y no como esos pentecostales escandalosos" (o "soy pentecostal y no como esos anglicanos fríos y espiritualmente muertos"). La iglesia es una sola, y no debo ser lo que soy contra lo que son otros, sino junto con ellos y ellas en la gran comunidad de fe.

(1) Yo soy evangélico y lo soy con toda la convicción de mi ser. Para mí, esa palabra está escrita sobre mi corazón y mente en letras de oro. "No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios..." Pero no lo soy en el sentido de los "conservative evangelicals" de los Estados Unidos, ni exactamente en el uso latinoamericano como simple equivalente virtual de "protestante". Soy evangélico porque me ha alcanzado la gracia de Dios y esa gracia es el fundamento firme de mi existencia. Bien nos decía Karl Barth que al fin y al cabo, toda la fe evangélica se reduce a dos palabras: Gracia como clave a la teología y Gratitud como base y motivación de la ética. En las palabras conmovedoras de la Confesión de Heidelberg, las tres cosas que necesito saber son cuán grande es mi pecado, cuán grande es la gracia de Dios y cuán grande debe ser mi gratitud. (Como evangélico que soy, esas viejas confesiones no dejan de conmoverme con profunda emoción).
Para mí, teología evangélica significa dos cosas fundamentales: Teología de la gracia de Dios y Teología de la Palabra de Dios. Ser evangélico significa una relación especial con la Palabra de Dios, tanto como Palabra encarnado en Cristo, Palabra inspirada en las escrituras (testimonio a la Palabra encarnada) y Palabra proclamada en la predicación y el testimonio. Ser evangélico significa para mí un gran amor y una pasión por las escrituras, por supuesto sin pretender tener monopolio de la fidelidad bíblica. Siempre he insistido en que todo trabajo teológico tiene que estar bien fundamentado en exégesis cuidadosa del texto bíblico, explícita o implícitamente, o no es un buen trabajo teológico. Por eso me impresiona mucho la afirmación de Barth en el prólogo al primer tomo de su Dogmática de la Iglesia, que no podía seguir fundamentando su teología en la existencia, como había hecho, sino sólo en la Palabra de Dios.

(2) Pero sorpresa, ¡Por ser evangélico, no dejo de ser católico! La palabra "católico" se deriva de la combinación de dos palabras griegas, "kata" (según) y "holos" (el todo) para dar el sentido de "según el todo; universal". Los padres de la iglesia hablaban de la iglesia universal como hê ekklêsia katolikê y las "epístolas generales" como "epístolas católicas". Otro término parecido es oikoumenê, y su adjetivo correspondiente, oikoumenikos, que se refieren a la totalidad del mundo habitado. Así de nuevo, la iglesia universal, en todo el orbe, es por su naturaleza "la iglesia ecuménica". No reconocerlo sería desconocer la unidad de la iglesia en el cuerpo de Cristo.
En la tradición cristiana, tanto católica como reformado, la iglesia se identificaba por ciertas "notas" clásicas, como "la iglesia una, santa, apostólica y católica". ¡Por supuesto! Como evangélico, creo lo mismo, interpretado en sentido bíblico. Cristo tiene un solo Cuerpo y una sola Esposa; la iglesia es una. La iglesia es "sin mancha ni arruga" en Cristo y está llamada por Dios; es santa. La iglesia está fundada sobre los apóstoles como testigos designados por Cristo (Hech 1; 1 Cor 15) y está llamada a ser fiel a ese testimonio; de esa manera, la iglesia es también apostólica. (La iglesia es apostólica cuando es bíblica, no cuando pretende tener apóstoles hoy). Y la iglesia de Cristo es una sola en todo el mundo habitado, o sea, es también católica y ecuménica. Mi corazón evangélico y pentecostal puede gritar "¡Amen!"

El problema no es con el adjetivo "católica" sino con otro que se añade, que es "romana". Ese es un adjetivo geográfico muy específico y limitante, y podría interpretarse como opuesto a "católico" como universal e inclusivo. De hecho, en amplios sectores de la iglesia católico-romana ha habido, desde inicios del siglo veinte, importantes movimientos hacia un catolicismo más bíblico, evangélico y ecuménico, ¡y por ende más católico! Tengo entre los libros de mi biblioteca uno que se titula, "Hacia una iglesia católica más evangélica". Y recuerdo un sacerdote católico que participó en un encuentro en Europa, que confesó a nuestro grupo, "Pido a Dios cada día que mi iglesia sea menos romana y más evangélica".

Creo que las iglesias evangélicas también tenemos mucho que aprender en cuanto a un amplio y generoso espíritu católico. Lo contrario de "católico" es "sectario" y no hay que analizar mucho para descubrir que algunas iglesias evangélicas son sectarias (aun cuando no sean "sectas" doctrinalmente). La catolicidad de la iglesia ecuménica significa empatía y solidaridad no sólo con todo lo cristiano sino con todo lo humano. Un poeta latino dijo, “Homo sum, nihil humanum a me alienum puto” ("Soy hombre; no considero ajeno nada humano") Y mucho más, si somos cristianos. Por eso un padre de la iglesia (San Ireneo, si recuerdo bien) profundizó la expresión: "Christianus sum, nihil humanum mihi alienum est".

Esto tiene mucho significado para la misión de la iglesia. Primero, porque la iglesia está llamada a hacernos más humanos, más sensibles, menos cerrados y prejuiciados. Segundo, porque esa identificación con la otra persona es el secreto de una evangelización auténtica. Kenneth Strachan, poco antes de su muerte, escribió un valioso libro, "El llamado ineludible", en que señala que la base de nuestra evangelización debe ser la común humanidad que compartimos con todos y todas. Cuando es así, la evangelización hará más humanos tanto a los evangelizados como a los que evangelizan.

(3) También soy pentecostal. No concibo cómo puede haber cristianos que no sea pentecostales, si toda la iglesia nació en el día de Pentecostés y nació profética. Me parece una lamentable desviación semántica que el título de "pentecostal" se limita, muy estrechamente, a sólo un sector de la iglesia cristiana. Bíblicamente entendida, son pentecostales quienes (1) aceptan con gozo los dones del Espíritu Santo (Hechos 2:1-13), predican expositivamente la Palabra de Dios (Hch 2:14-41) y practican radicalmente, en una comunidad revolucionaria, las demandas del evangelio (Hch 2:42-47; 4:32-37).
En ese sentido, toda la iglesia está llamada a ser pentecostal.

Gracias a Dios por el movimiento pentecostal contemporáneo y todo el bien que ha traído a la iglesia, liberándola de una mentalidad estática y cerrada. Personalmente, he sido muy edificado y bendecido por mis experiencias con este movimiento. Por supuesto, a veces han cometido errores y han caído en extremos. Creo que enfrentamos hoy una situación parecida a la de San Pablo. Por un lado, ante los tesalonicenses "anti-pentecostales", Pablo los exhorta a no apagar al Espíritu y no menospreciar las profecías, pero a la vez a examinar todo (1 Tes 5:19-21). En cambio, con los corintios, que eran "ultra-pentecostales", Pablo les exhorta a hacer todas las cosas en orden (1 Cor 14:27-31,40). El anti-pentecostalismo es estéril y no debe ser nuestra actitud, pero tampoco los extremismos del ultra-pentecostalismo.

Los dones del Espíritu Santo son diversos, y los reparte como él quiere (1 Cor 12:11). No hay un sólo don que define el pentecostalismo, sino el conjunto de carismas que imparte el Espíritu, que hemos de recibir con gozo y gratitud. Ser pentecostal significa vivir en la desbordante alegría del Señor y en la libertad que da el Espíritu.

Bueno, es por eso que me identifico como un evangélico católico pentecostal... y también menonita, también moravo, también metodista, y quiera Dios, sobre todo cristiano y humano.

De ese libro que me apasìona y escandaliza



Ignacio Simal, España

“¿No ardía nuestro corazón,mientras nos hablaba en el camino..?”
(Luc. 24:32)
Sí, no se equivoca mi lector. Me refiero a la Biblia. Ese Libro, o esa colección de escritos, que nos facilita, de una forma singular, el encuentro personal e intransferible con el Dios que se manifestó en la vida y en los hechos del profeta de Nazaret. Ese Libro que nos ayuda a orar, que pone palabras en nuestra lengua en momentos en los que ellas nos faltan y que nos sirve de paño de lágrimas cuando éstas afloran a través de nuestros ojos me apasiona y me escandaliza al mismo tiempo.

Fue ese Libro -más exactamente el Evangelio según Mateo- el que me decidió por el seguimiento de Jesús. La Biblia, ese texto que reorientó y dio un sentido nuevo a mi existencia. Dicho en pocas palabras, las Escrituras me apasionaron y me siguen apasionando.
Sí, la Biblia, me apasiona. Pero también he de volver a confesar que, al mismo tiempo, me escandaliza. Y en el escándalo que ocasiona a mi espíritu me conduce a su comprensión, a entender su naturaleza y a la madurez como ser humano.
Me escandaliza cuando leo textos como aquel que afirma la dicha de aquel que coja a los niños y niñas babilonios y los estampe contra una roca (Sal. 139:9). O ese otro que desea para los enemigos que sus vidas sean cortas, que sus hijos queden huérfanos, anden mendigando y que no haya nadie que sienta compasión por ellos (Sal. 109). Podría citar muchos textos más, pero es del todo innecesario. Textos como les que acabo de citar, reitero, me escandalizan, me duelen, sí.
Sin embargo, y al mismo tiempo, esos mismos textos nos introducen en la comprensión de la pasta que da cuerpo a la Biblia y a los seres humanos. Una pasta donde se mezcla el rostro mas brutal de la naturaleza humana con las mas altas cotas que podemos alcanzar las personas (somos portadores de la imagen de Dios). Una pasta donde el carácter humano de esas mismas Escrituras se mezcla con el singular encuentro con Dios que esa colección de escritos posibilita a todo aquel que se dedica con avidez a su estudio. A través de textos dulces y amargos nos colocamos ante el Misterio de Dios.

La Biblia ese texto que surge de la pasión de Dios y de las pasiones de la raza humana nos conduce a Jesús de Nazaret y, por ende, a la madurez. Una madurez que asume todos los textos, todas las teologías que de ellos surgen, y que no nos obliga a hacer lecturas interesadas, sesgadas, parciales y disonantes con la totalidad del texto bíblico. Madurez que nos conduce a hablar con Dios, a entender -limitadamente- a Dios y a comprender que Dios no se ha hecho Letra, sino carne, vida, camino y esperanza en el Mesías Jesús.

Hace unas semanas celebrábamos la resurrección de Cristo, y hoy celebramos, como cada día de nuestra vida, que ese mismo Cristo se manifiesta todos los días a través de esa misteriosa combinación de palabra humana y Palabra Divina que son las Escrituras.

Ese Libro, decía, me apasiona y me escandaliza. En este momento, si mi lector me lo permite, me quedo con el apasionamiento por esos textos. Ya que ellos se convierten en el tabernáculo donde Dios se manifiesta y se da a conocer a los seres humanos. Ese Dios merece ser seguido pues nos conduce hacia un horizonte en el que podemos vislumbrar la fraternidad universal, el reino que anuncio Jesús de Nazaret.

Ese Dios que transciende la Letra, y todas las letras, merece ser amado y seguido pues se ha hecho nuestro hermano y amigo en el Mesías Jesús.
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Ignacio Simal es director/presidente de Ateneo Teológico - Lupa Protestante y pastor de la Iglesia Evangélica Betel (Iglesia Evangélica Española)

TIRAR LOS ODRES VIEJOS


tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, sereventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Másbien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan”.Mateo 9:17

Alguna vez la piel de los animales se curó para hacer contenedores para vino. Las pieles se adaptan fácilmente y son flexibles para trabajar con ellas. Pero con el tiempo se hacen duras y pierden su capacidad de expandirse. Jesús les advirtió que el nuevo vino no se debería desperdiciar en los odres viejos. De manera similar, si nuestra mente se fosiliza no sepuede abrir a las ideas frescas de Dios. Nuestras situaciones no necesariamente cambian a menos que estemos preparados para cambiar nuestramanera de pensar.

En Isaías 43:18-19 nos acuerda de no “recordar cosas de antaño”, porque Dios está haciendo cosas sorprendentemente nuevas con nosotros. Si queremos que Dios agrande la percepción de nuestras organizaciones, entonces necesitamos crear espacio para que eso suceda. No debemos permanecer en la mediocridad.Aunque nuestras ambiciones puedan ser demasiado grandes, es solamente paraque podamos crecer dentro de ellas.

De la misma manera que Mark Twain dijo alguna vez, necesitamos “Navegar lejos del puerto seguro. Atrapar el viento”.

Necesitamos estar a la altura y permitir a Dios que nos llene con el “vino nuevo”, pero solamente ¡después de que hayamos tirado los viejos odres!
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Fuente: The Word for Today [La Palabra del Día], UCB, PO Box 255,Stoke-on-Trent, ST4 8YY, Inglaterra

martes, abril 21, 2009

Invitaciòn A Puertas Abìetas


Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida (1 Peter 3:7)
Dándole Honor – La palabra para “dar” es aponemontes. Significa “asignar, otorgar o conceder.” Todos estos términos son expresiones de reconocimiento de posición. No puedes dar honor a alguien que no estimas con la máxima consideración.
Adicionalmente, la idea bíblica de gdar honor tiene un giro interesante (¿no es siempre así?). ¿Cuál es el significado bíblico de dar honor? Bien, deberíamos notar que dar siempre comienza con Dios. No puedo dar lo que Dios no me ha dado ya porque Dios es el dueño de todo y la autoridad final. Así que dar honor a mi esposa comienza con la perspectiva de Dios, específicamente, que ella es la ´ezer.
Segundo, dar honor es la expresión de la exaltación reconocida. No quedamos a oscuras con esta. La palabra para “honor” es timen. Pedro utiliza esta palabra cuando describe la revelación final de nuestra fe en el regreso de Cristo. Obviamente, esta es una palabra de suma importancia.
No concedemos honor, ni asignamos honor a quienes consideramos inferiores. Claramente, Pedro no tiene noción de jerarquía inferior o superior. Las dos palabras juntas indican reconocimiento de la posición apropiada – una posición digna de honor. El esposo debe honrar deliberadamente a su esposa.
El rango pleno de timen incluye respeto, valor, dignidad y valor. En el contexto de la carta de Pedro, la imagen del Antiguo Testamento de honrar a Dios debe haber imperado en las mentes de los lectores. Adicionalmente, esta palabra les recordaría el mandamiento de “honrar a padre y madre”, una estipulación ética que conlleva peso tremendo en las culturas antiguas. Inmediatamente nos lleva la palabra hebra kaved¸ la raíz del quinto mandamiento.
La palabra imagen de kaved es la mano abierta ofrecida en la puerta o en el camino. Puedes imaginarte a alguien ofreciendo una mano de bienvenida mientras entras a su casa. La honra es una invitación a entrar. Cuando honramos a Dios, extendemos una invitación para que entre a nuestras vidas. Cuando honramos a nuestras esposas, las invitamos a entrar.
Permite que eso registre. No honras a tu esposa poniéndola en un pedestal, comprándole anillos de diamantes o enviándole flores a menos que estos actos lleguen con una invitación a que entre a tu vida. Honrarla es reconocer su lugar en tu mundo – un lugar donde tú le permites entrar en todo aspecto de quién eres. De hecho, la deshonras cuando avalas o mantienes una agenda, estatus o jerarquía que no los promueve a los dos como entidad única – una carne – ante el Creador.
Pedro sabía exactamente lo que decía. Y no tenía nada que ver con separar al hombre y la mujer en una relación artificial de superior e inferior. ¡La honra borra todo eso! La honra es una política de puerta abierta.
Ustedes esposos, ¿honran a sus esposas? ¿La has dejado entrar, de verdad?

Dr. Skip Moen.
http://www.atgodstable.com

Comer adelgaza


La palabra dieta, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, se define como “supresión de una parte o de la totalidad de los alimentos con fines terapéuticos o higiénicos”. Así empieza el problema: tan sólo con saber que debemos comer menos nuestra fuerza de voluntad y ánimo son desafiados y después, probablemente, derrotados.
Estamos hechos para comer y disfrutar al hacerlo. Si no, de qué manera lograríamos la diaria hazaña de despertar y empezar a decidir cuáles son las prioridades de nuestra faena para el resto del día. Ponerle mala cara a la comida no es lo más recomendable, no es la enemiga a vencer. Bien equilibrada será siempre nuestra mejor aliada.
Las personas mejor alimentadas parecen ser más felices. Ojo, mejor no significa exceso. Sólo tendremos que aplicar nuestro sentido común y sobretodo, honestidad cuando iniciemos un programa para perder peso o medidas. Estas variables deben ser cuantificadas con prudencia y basadas en metas reales y objetivas para no sentirnos defraudados.
Algo importante es saber diferenciar entre ansiedad por comer y la verdadera necesidad de alimentarse para dar energía a nuestro cuerpo. El alimento es nuestra “gasolina”, debemos comer a la misma hora, aunque no sintamos hambre. Habrá que ser disciplinados con los horarios y cantidades. Comer sano es una forma de vivir.
El doctor Barry Sears, creador de un régimen alimenticio llamado “La Zona”, ha demostrado de forma práctica y científica que a través de una alimentación equilibrada podemos controlar los niveles de glucosa-insulina en la sangre.
Lograr lo anterior nos mantendrá en un estado óptimo constante. Y con el mínimo esfuerzo, podremos reducir de peso de forma permanente al transformar la grasa almacenada en energía. Nos ayudará a prevenir enfermedades y a mejorar nuestro rendimiento físico y mental.
Las reglas básicas de este sistema alimenticio son:
1. Ingerir alimento en la primera hora después de despertar.
2. Tratar de comer cinco veces al día.
3. Nunca dejar pasar más de cinco horas sin comer.
4. Consumir más frutas y vegetales como fuentes de carbohidratos.
5. Beber un promedio de 2.5 litros de agua al día.
6. No existe culpa cuando se cometan errores al combinar un grupo de alimentos, siempre se podrá compensar en la siguiente comida.
Afirma que los beneficios metabólicos son casi inmediatos. Tendremos menos hambre, estaremos más alertas y con mayor energía desde el primer día. Considera que la pérdida de grasa empieza en siete días y aunque no baje rápidamente de peso, sí lo hará de medidas.
Sugiere varios menús y combinaciones bastante apetitosas. Antes de iniciar cualquier régimen lo más recomendable será consultar a un especialista. Y después ¡Duro con ella! ¡Buena suerte!

Por Reyna Arenas