lunes, octubre 26, 2009

EL Tráfico Humano es la Esclavitud Moderna




Esta idea puede ser difícil de aceptar en el mundo desarrollado y globalizado de hoy, donde todas las naciones reconocen como ilegal el comercio humano. Aún así, existen estadísticas globales que estiman que anualmente al menos 800.000 personas son traficadas a través de las fronteras. Estas estadísticas son generalmente la cara conocida de un problema mucho mayor.

También se estima que más de un tercio de las víctimas de tráfico humano, tienen como destino el sudeste asiático. Esto convierte a la región, en particular las disparejas fronteras que constituyen la subregión del Gran Mekong, en el líder y el punto más candente para los crímenes ligados al tráfico humano. Así lo denuncia el libro “Diez cosas que necesita saber sobre tráfico humano” elaborado por la oficina de World Vision en la región de Asia Pacífico. La complejidad de esta “industria”, las enormes cantidades de dinero involucradas, la tolerancia o complicidad de las autoridades locales, la pasividad de la comunidad y la amplia extensión geográfica, se suman a la hora de intentar abordar los desafíos para detener este crimen.

Las dramáticas imágenes de mujeres, niñas y niños siendo traficados hacia de la industria de la prostitución, donde algunos extranjeros, realizando el llamado turismo sexual se aprovechan de su vulnerabilidad, ha llamado fuertemente la atención del mundo. Pero la verdadera imagen del tráfico humano en la sub-región del Mekong es más sutil, más soterrada y menos comprendida.

De hecho, niños y hombres adultos son igualmente vulnerables al tráfico humano. Un niño obligado a 24 horas de trabajo doméstico, incluso en la casa de un pariente, debe ser considerado como un caso de tráfico humano. Un hombre que es sujeto a prácticas que se aprovechan de su ignorancia, que son fraudulentas o engañosas en el tema de migración también debería considerarse como víctima de tráfico. Cualquier persona que es obligada a trabajar en contra de su voluntad es una víctima. La confiscación de papeles de identificación por un empleador debe ser considerado un delito de tráfico, y podría llegar a ser reconocido como esclavitud.

El aislamiento y la exclusión son otras variables del tráfico humano, las formas de control que se ejercen sobre las víctimas para mantenerlos alejados del mundo exterior –vigilando qué hacen, a quiénes visitan o con quiénes hablan, lo que leen o ven, etc. Muchas víctimas de tráfico no comprenden su realidad y puede que ni siquiera se consideren como personas traficadas. Algunos, incluso pagan su entrada al tráfico a través del contrato de agentes que venden papeles de migración. Por lo general son niños, adolescentes o adultos jóvenes menores de 30 años, mayoritariamente sin formación, quienes pertenecen a familias pobres en áreas económicamente deprimidas y socialmente aisladas. Explorar los mitos y el misterio alrededor de la industria de tráfico muestra un camino para los defensores del anti tráfico que les permitirá desafiar todas las formas y las encarnaciones de explotación vinculadas al tráfico, en todas las etapas del viaje que implica el tráfico humano y en síntesis, la esclavitud.

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