jueves, octubre 22, 2009

EL arte ecuménico del ser humano



Carmelo Alvarez, Estados Unidos

Hace unos años, de visita en Madrid, España, me encontré en una librería un libro enigmático y fascinante. El escritor, un filósofo marxista polaco, Adam Schaff, reunía en aquel tomo varios artículos bajo el sugestivo título, Humanismo ecuménico. Yo conocía lo expuesto por Erich Fromm, el psicólogo neofreudiano que acuñó la frase, Humanismo socialista, publicando un tomo con ese mismo título (edición castellana de 1966) con artículos muy variados, incluyendo a Adam Schaff, y otros connotados pensadores del siglo XX. El propósito de Erich Fromm era buscar un denominador común entre pensadores marxistas y no marxistas, pero de clara opción socialista y humanista. Fromm lo resumía así: “Uno de los fenómenos más notables de la última década consiste en el renacimiento del humanismo dentro de diversos sistemas ideológicos.”

Adam Schaff resumía el humanismo ecuménico de esta manera: “Para resolver los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad (en un futuro no lejano se agudizarán notablemente) es imprescindible una estrecha colaboración entre estos humanismos afines, y que se complementan, el socialista y el cristiano”. Me parece que ambos autores estaban buscando no solo una coincidencia o acuerdo táctico-estratégico entre socialistas y cristianos. Creo que buscaban un camino que de cuentas del esfuerzo que la humanidad debe hacer para una vida más plenamente digna y fraterna que incluya el cuidado de toda la creación, y el lugar de la especie humana en esa creación. Camino a un futuro mejor en paz y con justicia. El teólogo y filósofo, Leonardo Boff, desde Brasil, hace la misma advertencia con un sentido de urgencia y clamor profético, y por ende, ético, en todos sus libros y artículos.

¿Qué tienen estas ideas que ver con Mercedes Sosa y Cintio Vitier? Creo que mucho.

Mercedes, una mujer mestiza, profundamente orgullosa de sus raíces autóctonas, reciamente formada en un paradigma profético-musical que hizo de su voz un arma extraordinaria para enarbolar un reclamo a los militares argentinos por sus atropellos a la sociedad argentina y un mensaje universal que hiciera visible la violación de los derechos humanos a nivel mundial. Por eso se convirtió en una embajadora de la canción comprometida, con mensajes de denuncia y anuncio. Su voz se dejó escuchar como un eco resonante por todos los continentes, sin tregua, ni descanso: Gastó su voz en solidaridad con los pueblos oprimidos y las gentes postergadas. En cada escenario supo aunar los sentimientos de jóvenes y ancianos, que la vieron y la vivieron como un ícono de la esperanza y la libertad.

En la trayectoria artística de Mercedes Sosa hay una conciencia latinoamericanista y caribeña que le permitió ir configurando un repertorio variado en ritmos y tonadas, con un mensaje comprometido y rico, desde una opción política liberadora. Su humanismo estaba salpicado de una espiritualidad diáfana, encarnada en los paisajes y las realidades que iba admirando desde la pampa argentina, pasando por los Andes, recalando en Centroamérica y México, culminando en el Caribe. Se hizo acompañar de una pléyade impresionante de cantautores como el inolvidable Atahualpa Yupanqui, Víctor Heredia, León Gieco, Fito Páez, Ariel Ramírez, César Isella, Violeta Parra, Víctor Jara, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat, para mencionar a los más prominentes y constantes. Con ellos trabó una gran amistad, porque para Mercedes Sosa cantar era un don que hacía amigos y amigas.

Cintio Vitier, es el gran poeta cubano del siglo XX, de raigambre cristiana y probada opción revolucionaria y patriótica, que hizo de su vida un compromiso con la verdad y la justicia. Su poesía, y todo su pensamiento, fue una constante búsqueda de una dimensión ética, humanista y cristiana de la vida. Su fe cristiana estaba enmarcada en una heterodoxia que le permitía guardar distancia del cristianismo institucionalizado. Su opción revolucionaria estaba cimbrada en una profunda vertiente martiana de altos valores morales y una profunda lealtad a esa “cubanía” que lo definió como patriota y revolucionario cabal, a toda prueba. Su libro Ese sol ardiente moral: una historia de la eticidad cubana, muestra una profunda influencia martiana. Su padre, el filósofo y maestro Medardo Vitier, hijo de la Matanzas egregia de las letras y la cultura, le inculcó a Cintio Vitier esa preocupación humanista cristiana. El pensamiento de Martí lo urgió a bucear e indagar en el pensamiento liberal de la ilustración cubana. El Padre Félix Varela y José de la Luz y Caballero, fueron luces importantes en ese peregrinaje intelectual

Don Cintio Vitier tomó muy en serio su vocación ecuménica. Propició diálogos muy íntimos con pensadores protestantes como Rafael Cepeda, y otras figuras del firmamento religioso cubano. Su gran aporte en el Centro de Estudios Martianos y el acopio, la edición, y la promoción de la obra literaria de José Martí, fue otro aporte creativo a la vida intelectual cubana, latinoamericana y caribeña.

¿Qué legado nos dejan estas dos figuras del arte y el pensamiento latinoamericano y caribeño?

Mercedes Sosa le tenía un gran cariño a una canción que ella ha inmortalizado, convirtiéndola en un himno ecuménico en el horizonte latinoamericano, Canción con todos de A. Tejada Gómez (letra) y César Isella (música):

Todas las voces todas, todas las manos todas

Toda la sangre puede ser canción en el viento;

Canta conmigo, canta, hermano americano, libera tu esperanza

Con un grito en la voz.

Don Cintio Vitier nos da un mensaje tierno, solidario, y de talante ecuménico, en este segmento de su bello poema, Nada serán mis palabras:

Nada será lo que soy

Si en los otros no se apoya:

Mi presencia en otro hombro,

Mi esperanza en su congoja.

Abrazados al arte ecuménico de ser humanos, Mercedes y Cintio, nos universalizaron, se universalizaron, y nos han legado una dimensión humanista que opta por la liberación integral del ser humano. Desde un ecumenismo amplio. Por lo tanto invoco al apóstol José Martí, que nos decía: “Yo abrazo a todos los que saben amar”.

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