No era el lechero ni el panadero,
ni las mañanitas de los serenateros.
Era un golpe a la democracia y a las piyamas.
Eran fusiles, metralletas para el que estaba en la cama.
De que valen las elecciones en los pueblos con hambre
si sólo es un disfraz de los que manejan estos chambres.
Aquí mandan los arcángeles obscuros en el norte y en el centro
Aquí están sus aliados para hacer su voluntad con el mismo cuento.
Que se amarren bien las piyamas los demás presidentes
porque esto va en orden como una cruel corriente.
Aquí también hay güisquilete, barrilete y machetes.
Pónganles buenas trancas a las puertas y siete güistes de ribete
Hay que implorar a los brujos o a Dioses de otras galaxias
porque los jefes religiosos de aquí y de allá andan en malas praxis:
Están sacralizando al machete y satanizando al empiyamado
¿Y qué del pueblo que está en la calle? que siga engarrapiñado.
Señores de las alturas déjennos en paz siquiera un rato
porque ya no hay pan para nosotros ni para los gatos.
El hermano Jacob dice que sus riquezas podridas quedarán
porque nada trajeron a este mundo y sin duda nada se llevarán.
J. RAMÓN RAMÍREZ A.
Metapán, 09 de julio de 2009.
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