viernes, enero 16, 2009

PASTORES EVANGÈLICOS: ¿SIERVOS DE JESUCRISTO O MERCENARIOS DE LA FE ?


1. Asistimos a un acto inédito, en este momento de la historia de la iglesia evangélica salvadoreña: Pastores que no ven ningún conflicto entre ser parte de la política partidaria corrupta y el seguimiento de Jesús de Nazaret; entre la dignidad de anunciar con integridad el Evangelio y la vergüenza de hacer proselitismo político; entre la vocación pastoral de celar a la iglesia como el cuerpo de Cristo para presentarlo como una virgen pura y mancillar a la iglesia subastándola al mejor postor electorero.
2. Todo esto es el reflejo fidedigno que estamos ante lobos rapaces que no perdonan el rebaño y no ante siervos del Dios altísimo; ante profetas que profetizan según el estado de su estómago: si se los llenan anuncian bendiciones, sino les ofrecen nada predicen calamidades; ante mensajeros del Capital y no del Cordero de Dios; ante apóstoles del poder humano y no embajadores del reino de Dios.
3. Se da por sentado como si fuera natural la militancia de la iglesia dentro de una fuerza partidaria; Se identifican los sentimientos ideológicos partidarios con los valores del reino de Dios; Se proclama como voluntad de Dios el ascenso de gobernantes que llegan más por terror que por vocación democrática, mucho menos como el parecer de Dios.
4. Ahora más que nunca se precisa de una palabra que nos inste a permanecer firmes contra los acomodos y servilismos de muchos pastores ante los gobernantes de turno. Se necesita responder ante quienes ceden a la tentación de arrodillarse ante Satán para recibir –no los reinos de la tierra- sino bagazos de un sistema de muerte. Estos que ya no son comprados con la sangre del Cordero sino con partidas secretas gubernamentales.
5. No es con habladurías, ni seducciones demoníacas que se debe hacer frente a tan graves hechos, sino con la declaración de la verdad. Tales espíritus deben ser probados con la autoridad y veracidad de las Sagradas Escrituras. Ni el miedo ni la tentación deben impedirnos andar en el camino de la fe y la obediencia a la Palabra de Dios. Nos alienta la Palabra de nuestro Señor “no temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”
6. La integridad del Evangelio, la santidad de la iglesia y la dignidad de la Vocación pastoral están siendo amenazadas, erosionadas y desnaturalizadas por los movimientos oscuros y secretos entre algunos pastores de denominaciones históricas o iglesias (Representados en la Red Nacional de Pastores o de manera independiente), el gobierno de la República y el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). En menor grado –pero no en menor peligro- existen también sectores que se pliegan al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) confiados que solo por el hecho de ser oposición representa una alternativa superior.
7. Basta ya de silencios, indiferencias y narcisismos eclesiásticos. Demasiada complicidad existe en callar. La iglesia no puede permanecer muda cuando debe gritar. La Palabra de Dios no viene para esconder u ocultar el pecado humano. Viene a revelarlo tal como es. Viene a traerle perdón, es cierto, pero sólo después de descubrirlo. La gracia no omite la necesidad de arrepentimiento ni conversión. Anunciar el perdón de Dios sólo tiene sentido cuando se ha denunciado el pecado. Este es el modelo de Pablo en la carta a los Romanos. Primero revela la condición pecador del ser humano, y, sólo después proclama la gracia salvadora de Dios. Para ser discípulos de Jesús debemos convertirnos y nacer de nuevo por obra del Espíritu Santo.
8. Pero aquí se quiere proclamar cristianos a candidatos políticos que no tienen la mínima idea arrepentimiento y conversión. Si fuéramos mayoría budista se declararan budistas, si fuéramos mayoría islámica se pronunciaran como musulmanes, si fuéramos ateos se proclamaran ateos. Los políticos –por lo menos en el escenario salvadoreño- no están interesados en las iglesias y los pastores a no ser si contribuye a su posicionamiento político. Si los pastores les acompañan hasta los declaran hijos meritísimos; si los cuestionan les arrojan todos los descalificativos y los nombran parte del eje del mal.
9. El crecimiento cuantitativo de la iglesia evangélica y el piropeo de los partidos políticos se vuelve un verdadero desafío para el discernimiento de los intereses partidarios y la consistencia real de los fundamentos de las iglesias evangélicas. El anticlericalismo y el ateísmo confesante de una minoría rectora del FMLN se ha convertido en la punta de lanza de ARENA para inyectar temor en la población mayoritariamente cristiana. Como si bastase afirmar solo de palabra que se tiene fe en Dios. La historia muestra cristianos mártires por la fe en regímenes contrarios a la existencia en Dios, pero también muestra cristianos mártires por la justicia en regímenes que en nombre de Dios cometían las más grandes abominaciones contra el Dios de Jesús. El Evangelio de Jesús que predicamos no es domesticable por el nacionalismo de ARENA ni por el socialismo del FMLN.
10. Las ofertas electoreras para la iglesia evangélicas corren a caudal, pero ninguna tiene que ver con la promoción de los valores del reino de Dios –que ha de ser la prioridad de una iglesia que se ufane de parecerse a Jesús- sino más bien apuntan a cubrir “necesidades” específicas del gueto evangélico. Aunque la teología –como reflexión situada del Dios revelado- busca incidir en la realidad humana no se debe equiparar con la política.
11. Esta situación tan sólo refleja la distancia que existe entre el Evangelio, enseñando en palabra y obra por Jesús de Nazaret, y lo que la iglesia comprende por evangelio. Tenemos un problema para entender la naturaleza del Evangelio y sus implicaciones para la vida humana. Somos una iglesia que ha crecido en superficie pero no en profundidad. Esto ha terminada en ser una iglesia superficial y nominalista (Ser evangélicos de nombre. Nada más). Esto, por supuesto, va en dos direcciones: Hacia ella misma (Preocupada por aspectos muy secundarios del Evangelio, y casi más preocupada por ella que por el reino de Dios) y hacia la sociedad (No tienen una fuerza de transformación social, pues no ha penetrado las fibras íntimas de la sociedad, sino simplemente ha llegado a la epidermis social)
12. En el marco de estas y cualquier elección, los evangélicos debemos tener muy claro los siguientes puntos:
a) Ningún partido es evangélico: No representan las preocupaciones del Evangelio
b) Ningún candidato evangélico garantiza una gestión evangélica: No basta con profesar la fe evangélica para pretender ser un buen candidato o gobernante.
c) Las decisiones electorales debe fundamentarse sobre la gestión realizada y no sobre promesas vacías que sólo buscan manipular
d) El voto no debe orientarse ciegamente hacia un partido, sino hacia su propio bienestar como sociedad y decidirse por el que gobierne con interés verdadero por el pueblo.
13. Existen tres categorías de pastores que participan en estos intentos de querer manipular la fe de las iglesia evangélicas:
a) Los pastores sencillos que se deslizan hacia la ingenuidad: Fruto de una poca formación ciudadana y de la ausencia de formación bíblica-teológica desde la perspectiva del reino de Dios.
b) Los pastores oportunistas: Los que no sirven a Jesucristo sino a sus estómagos
c) Los pastores de la corte del Rey: Los que no obran por ingenuidad ni necesidad, sino porque deliberadamente ponen el Evangelio al servicio de un partido político. Son los que acompañan al sistema establecido confundiendo el Reino de Dios con programas partidarios.
14. Hago un llamado, vehemente, a mis hermanos y hermanas evangélicas a que no permitan que su fe en Jesús, nuestro Señor, sea comercializada, hipotecada o mercadeada al mejor postor electorero. Nuestro Señor nos ha llamado a ser sal y luz de la tierra, no a ser patrimonio de unos cuántos que creen que la iglesia les pertenece y pueden hacer con ella lo que les parezca.
15. Animo a mis consiervos a no confundir su lugar en la obra de Dios. Somos siervos no señores feudales de la iglesia. Dios nos ha llamado a servirla no a servirnos de ella. No olvidemos la exhortación de la Escritura cuando declara que en el tribunal de Cristo daremos cuenta de nuestro servicio. Pastores, nuestra labor no es consiste en hacer transacciones con el Cuerpo de Cristo, que la iglesia, sino trabajar por su crecimiento, desarrollo, plenitud, de modo que ella se inserte en el mundo para transformarlo a la luz del modelo de Jesús de Nazaret.
16. La labor pastoral debe inspirarse en la vida de Jesucristo:
a) Enviado por el Padre: No se autonombró, no se autocomisionó. Fue enviado. Esto habla de un mandato y de una confianza a los cuales deberá responder. Las iglesias no deben escuchar a quienes no tengan una credibilidad congregacional y un testimonio respetable.
b) Desligado del poder mundano pero comprometido con los marginados del mundo: No se desentendió de la vida humana. Se insertó en ella. Pero no desde el palacio de Herodes sino desde el pesebre de Belén. No desde la majestad del templo y de sus jerarcas sino desde las barcas de unos pescadores. No desde del poder de las alianzas políticas de los saduceos o de las armas de los Zelotes, sino desde la fuerza del Espíritu de Dios, que es poder de transformación.
c) Siervo, porque entregó su vida para que otros tuvieran oportunidad de vivir: La entrega de la vida es la esencia del ser Pastor.
d) Maestro, porque rompió enseñanzas religiosas que esclavizaban la vida de las personas: Comunicar la Palabra para experimentar liberación es la labor nuestra. Producir libertad, no esclavitud. La Palabra de Dios llega y siempre viene para liberar. Desmontar estructuras mentales de muerte (“oísteis que fue dicho”) y construir nuevos entendimientos de Dios (“mas yo os digo”) es nuestro trabajo con la asistencia del Espíritu y la Palabra.

¿CAMINA POR ESTOS RUMBOS NUESTRA VOCACIÓN?
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SEMINARIO BIBLICO LATINOAMÈRICANO (SEBLA)

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