jueves, diciembre 25, 2008

Campo de Batalla




Presérvame, O Dios, pues en Ti tomo refugio (Psalm 16:2 en el texto hebreo)
Tomo Refugio – Dios es el mejor refugio de Sus hijos. No existe lugar en la tierra, ni alianza con hombre, ni ejercito protector que pueda ofrecer la seguridad que ofrece Dios. Todos los sabemos, pero hasta que tomamos en cuenta al autor de estas palabras, podemos no apreciarlas plenamente.
David fue el rey más grande de Israel. Cuando reinó, las fronteras de Israel crecieron más allá de las de cualquier monarca antes o después. David era un guerrero temible y conquistó dondequiera que fue. Este era un hombre de gran poder y prestigio. Ciertamente no tenia de que temer. Pero David escribió estas palabras. Eso nos debería recordad que la fragilidad desesperada de la condición humana. Si el hombre más poderoso de Israel reconoce que solo Dios puede ofrecerle verdadero refugio, ¿Cuánto más debemos nosotros reconocer nuestra dependencia absoluta? Debemos prestar atención al autor y el estatus del autor para apreciar el impacto enorme de estas palabras. Al final, nadie está seguro excepto en el Señor.
Aquí el verbo es chasah. Dibuja una imagen del campo de batalla. Los soldados encuentran refugio en colinas y cuevas. Quizás es por esto que este verbo se asocia con palabras como fortaleza, lugares altos seguros, roca fuerte y lugar de escape. Cuando la batalla se torna contra ti, más vale que tengas donde correr. David encontró ese lugar en su confianza en Dios. Dios se convierte en la Roca fuerte, lugar seguro y refugio. El verbo enfatiza la inseguridad esencial de la vida y nos señala hacia nuestra única fortaleza real. No encontramos la seguridad en los números (como lo aprendió David). La encontramos solo en el Dios único y verdadero. Cuando El nos cobija, nada nos puede herir.
Ésta comprensión de David es fácil de decir pero difícil de aplicar. Ciertamente, en tiempos de desesperación, corremos a Dios. Agudamente atentos a nuestra vulnerabilidad, buscamos refugio en El. Pero la clave a la seguridad divina en verdad es aplicar esta verdad en los buenos tiempos. El truco del enemigo es el de embobarnos en un falso sentido de seguridad proveyendo distracciones tangibles a nuestra verdadera condición. Amasamos fortuna, salud y amistades, imaginando que de alguna manera estas nos protegerán en la tormenta. Claro que no lo harán, pero eso no nos previene de actuar como si lo hiciesen. No hay maldad en asegurar estos recursos, siempre y cuando reconozcamos que no son más que regalos de Dios para propósitos del Reino. Es fácil olvidar la fragilidad de la vida cuando nos distraemos con estos sustitutos como refugios. De hecho, si las distracciones comienzan a ocupar nuestra atención, a veces Dios las debe remover para que veamos la verdad. David y yo compartimos experiencias personales en este proceso correctivo. Es un llamado que sinceramente espero que tu nunca necesites.
La mayoría de las batallas en el territorio enemigo comienzan justo aquí – conociendo nuestra vulnerabilidad y la fiabilidad de Dios. El enemigo desea que todos creamos que somos generales. La verdad es que solo somos soldados de pie, luchando porque no nos disparen. Cuando comenzamos a pensar que estamos seguros en los cuarteles, el enemigo ha ganado una gran victoria. ¡Rehúsa esta artimaña! Mira tus pies. Están cubiertos del polvo de la batalla mientras sigues los pasos del Mesías. Te preserva Su confiabilidad – y nada más.
Índice Temático: Confianza
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